Las muestras públicas de cariño no suelen ser habituales entre los miembros de la realeza, pero de vez en cuando alguno nos sorprende. Esta semana le ha tocado a Meghan Markle y el príncipe Harry, que se han dado un beso en público.
Sucedió al finalizar el torneo benéfico de polo de Sentebale, en el que el príncipe participaba como patrón de la fundación a la que se destinaban los beneficios. Meghan le acompañó al acto y en la entrega de trofeos, ambos se besaron como saludo.
La imagen es además significativa, porque recuerda a la que protagonizaron en un escenario similar hace más tres décadas los padres del príncipe Harry, Diana de Gales y el príncipe Carlos. Fue en la final del torneo del Guards Polo Club en 1987 cuando Diana y Carlos se dieron un beso en público, uno de los pocos que veríamos de la pareja, que se divorció en 1996.
El de Harry y Meghan fue un beso breve, y espontáneo, pero supone, para los puristas, saltarse el protocolo que marcan las estrictas normas de Buckingham, que no permiten las muestras públicas de cariño –PDA, public display of Affection, en inglés- para los miembros más cercanos a la Reina.
Esto es aplicable a los actos públicos y extrapolable a casi todas las casas reales, pero en los últimos tiempos se ha vuelto más laxo, ya que algunos miembros de la realeza como Meghan y Harry, se lo saltan de vez en cuando. En el caso de los duques de Sussex, este beso no es la primera, ya que es habitual verles cogidos de la mano en actos públicos y compartiendo constantes gestos de complicidad.
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20 de enero-18 de febrero
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