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Cambio y movimiento

La reflexión de Anne Igartiburu esta semana.

Que Ignacio de Loyola el que dijo aquello de "en tiempos revueltos, no hacer mudanza". Dejando a un lado la intención que había detrás de esa frase del Jesuita y su anhelo de provocar el cambio que fuera, me gusta pensar que también puede ser bueno aprovechar la inercia del movimiento para modificar aquello que disturba el entorno y de lo que hasta ponernos en marcha no nos habíamos dado cuenta.

El verano invita a recalcular la ruta, cual GPS , calibrar muchas cosas y hacer un examen exhaustivo de lo hecho hasta ahora, de una manera más relajada.

De hecho últimamente no queda otra que moverse de un lugar a otro, por vacaciones o en la misma oficina o puesto de trabajo o servicios públicos que aprovechando las fechas, adelantan mejoras en las instalaciones. Hay carriles de carreteras en obras, despachos improvisados para instalar nuevo cableado o sencillamente, la panadería habitual cierra unos días y hay que comprar en otro lugar.

Nos invita a confiar en que lleguen aires de mejora

Personas que se desplazan de un sitio a otro y maletas que se hacen y deshacen con algún que otro souvenir y buenos propósitos. Yendo más allá, estamos siendo testigos de un giro político en nuestro país que permite a nuestros representantes sopesar lo hecho hasta ahora, tomar impulso y observar desde otro prisma para darle otro enfoque y amoldarse al nuevo mapa. Y a nosotros nos invita a confiar en que lleguen aires de mejora.

Y haciendo alusión a otra idea que tiene que ver con evolucionar, también hay quien asegura que el cambio llega mientras hay movimiento. Gran verdad, hay que estar activo para que surjan cosas interesantes a nuestro alrededor. Muchos artistas necesitan cambiar de escenario para crear nuevas obras. Mirar desde otro ángulo e incluso alejarse mucho para 're-crear' lo sentido. Sea como fuere, últimamente no dejamos de ver ese baile fichas en nuestro entorno al que casi no prestamos atención, pero que provocan el cambio necesario para crear un estado de novedad e incluso una inquietud que si se me permite, es recomendable.

No todos gestionamos bien esos virajes. No todos nos adaptamos igual. Quien tiene reparos en salir de su zona de confort, advierte los beneficios que proporciona hacer las cosas de manera distinta.

¡Que importante es confiar en nosotros mismos!

Pero eso solo sucede una vez dado el valiente paso. Esto pasa por ponerse a prueba y sobrellevar la incertidumbre aliándose con ella. ¡Qué importante es en este punto confiar en que, si estamos atentos a las señales, pueden llegar fantásticas ocasiones, distintas a las planeadas, y que pueden ser incluso mejores a las que ya teníamos! Pero hay que estar listo para ello. Digo listo de preparado, y también listo de espabilado y hábil para verlo. Porque la capacidad de adaptación es sinónimo de inteligencia o al menos de sobrevivir, ya lo decía Darwin. Y por otro lado también hay quien se adapta tan bien que casi no detecta la necesidad de progresar. Atentos a todo ello.

Confiemos en llegar a finales del mes de septiembre con habilidades adquiridas e incorporaciones que nos permitan afrontar novedades con un nuevo brío.

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