Había conseguido que toda la prensa occidental se rindiera a sus encantos. La revista 'Vogue' llegó a ponerle un bucólico apodo, La rosa del desierto. En cierta forma, Asma al-Assad era la nueva Rania de Jordania... Una primera dama moderna, políglota y estilosa que, junto al presidente de Siria, formaba una pareja con afán reformista en un país profundamente tradicional.
Ella y Bashar al-Assad se habían conocido en Londres en los años 90. Aunque de origen sirio, ella había nacido y crecido en el Reino Unido, estudiado en el prestigioso King’s College, tenía un máster en Harvard y había desarrollado una prometedora carrera en la banca de inversión. Él, médico de profesión, había llegado a la ciudad para terminar sus estudios de oftalmología. Pero el destino cambió sus planes cuando su hermano, el elegido para suceder a su padre en el gobierno de Siria, murió en un accidente en 1994.
Al Assad llegó al poder en el año 2000, un mes después de la muerte de su padre, Hafez al-Assad. Ese mismo año, él y Asma se casaron. Pero aquella imagen de mujer moderna y reformista, defensora de los derechos de las mujeres y de los colectivos más vulnerables, cambió radicalmente cuando, en 2011, estalló la guerra en Siria. Un año después, la Unión Europea vetó a Asma impidiéndole viajar por su territorio. Desde entonces, apenas se ha dejado ver, salvo por alguna visita esporádica a un colegio o un hospital, y solo ha concedido una entrevista.
Hace dos años, confesó que había rechazado varias ofertas de asilo político y había decidido permanecer en Siria junto a sus tres hijos. Siete años, medio millón de muertos y dos millones de refugiados después, ya nadie considera a Asma al-Assad un icono de modernidad y glamur.
Hace unos días, la oficina del presidente hacía público que Asma, que acaba de cumplir 43 años, padece un cáncer de mama detectado en fase temprana y está recibiendo quimioterapia. La oficina del presidente acompañó el anuncio con una fotografía de la pareja en el hospital militar de Damasco en el que está siendo tratada. La noticia ha sorprendido tanto en Siria como en el exterior. En los países árabes no es habitual que los asuntos personales o los problemas de salud de los dirigentes políticos y sus familias se discutan en público. Mientras ella recibe su tratamiento y la guerra en Siria continúa, hay quien ahora la conoce como 'la primera dama del infierno'.
- Asma al-Assad, primera dama de Siria, padece cáncer de mama
20 de enero-18 de febrero
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