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Nada de orgías. Según ha contado Paul McCartney a la edición británica de 'GQ', los días de desenfreno de los Beatles tampoco fueron para tanto. Asegura, en cambio, que una vez hizo un trío con dos prostitutas en Las Vegas: "Estuve con ambas y fue genial. Es lo más cerca que he estado en mi vida de una orgía". Y es que a él, a diferencia de John Lennon, no le iba lo de experimentar.
El músico sí reconoce que hubo muchas grupies y, según su biógrafo, Christopher Sandford, pudo estar con entre 500 y 600 mujeres en su juventud. Entre ellas, se encontraba Erika Hübers, una camarera alemana que, años después,aseguró que él era el padre de su hija, pero la Justicia rechazó el caso.
O Dot Rhone, con la que casi se casa a los 20 años, porque se había quedado embarazada y luego perdió al niño. O la actriz Jane Asher, con la que vivió varios años y llegó a comprometerse. Lástima que ella primero le pillara con otra en la cama, y que luego apareciera Linda Eastman. Con ésta sí se casó y pasaron 30 años juntos hasta la muerte de ella en 1998 por un cáncer de mama.
Bob Dylan fue quien le descubrió la marihuana, y así empezó una larga amistad. Con los porros, no con el otro músico, queremos decir. Casi 50 años consumiendo hasta que, en 2012, a punto de cumplir los 70, Sir Paul lo dejó por su hija pequeña, Beatrice, de ocho años entonces. "He fumado lo mío. Pero cuando estás criando a un niño, tu sentido de la responsabilidad aumenta", contó a 'Rolling Stone'. Los cuatro hijos que tuvo antes con Linda, al parecer, no lograron ese mismo efecto.
Entre medias, este vicio le ocasionó unos cuantos problemas y detenciones por posesión de marihuana en Suecia, Estados Unidos, Barbados y Japón, donde la cosa pudo acabar fatal. Le pillaron con más de 200 gramos en la maleta. O sea, una condena de siete años a trabajos forzados en ese país. Pero él solo pasó nueve días en la cárcel y luego fue extraditado.
También ha conocido otras drogas. "La heroína solo la probé una vez", ha asegurado. La cocaína la consumió durante un año, pero no llegó a entusiasmarle, y del LSD dice que le "abrió los ojos". Aunque su experiencia más chocante ocurrió con el DMT: vio a Dios. "Fue maravilloso y poderoso, brutal", explicó a 'The Sunday Times'. Las drogas, además, ha contado que le permitieron ver a Linda con forma de ardilla blanca después de muerta.
"Mi vida es un infierno", dijo en 2007. La pesadilla se llamaba Heather Mills, habían estado cuatro años casados y divorciarse le costó 31 millones -ella pedía más de 150 millones y la imagen de él pudo quedar destrozada-. Hubo insinuaciones sobre su carácter violento, grabaciones telefónicas en los medios y hasta intentaron utilizar unas cintas que Linda dejó antes de morir.
La sentencia fue un palo para Mills. El juez describió el carácter de ella como "explosivo y voluble", y dijo que sus declaraciones habían sido "inconsistentes, inexactas y no totalmente sinceras".
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