La misión africana de Melania Trump

Mientras en Washington los escándalos políticos y personales se amontonaban sobre el escritorio del Despacho Oval, la primera dama, Melania Trump, ponía rumbo a África en su primer gran viaje al extranjero en solitario. Durante cinco días, la 'first lady' visitó cuatro países: Ghana, Malawi, Kenia y Egipto.

Cuando descendió del avión en su primera escala en Ghana, Trump lució un vestido de rayas blanco y rojo de Celine y tacones de Manolo Blahnik. Un look de alta costura –y precio prohibitivo– para visitar una de las zonas más desfavorecidas del mundo. Quizá por eso, al día siguiente apostó por la moda 'low cost' añadiendo unos mocasines de Zara –de apenas 30 euros– a un sencillo conjunto compuesto por pantalones y camisa. En su primer gran viaje diplomático en solitario –hace unos meses ya estuvo sola en Canadá– Trump ha visitado hospitales y escuelas, antiguas cárceles de esclavos y ha saludo efusivamente a las autoridades locales, como la primera dama de Ghana, Rebecca Akufo-Addo, o el rey Osabarimba Kwesi Atta.

Las crónicas de la prensa norteamericana han resaltado que la primera dama parecía más cómoda a miles de kilómetros de distancia de Estados Unidos que en cualquier evento que haya protagonizado junto a su marido. "La primera dama parecía más integrada en una reunión con líderes locales en la costa de Ghana de lo que quizá nunca se le haya visto en Washington", reflejaba el 'New York Times'.

De hecho, según muchos analistas políticos, Melania tenía una misión mucho más difícil de lo que parecía durante este viaje: enmendar todo el daño diplomático hecho por su marido, que se refirió a algunas de las naciones del continente como "países de mierda". Y mientras ella cumplía con su trabajo, él decía en un mitin que su mujer estaba "besando y abrazando niños" en África. "Creeréis que es un trabajo sencillo. Pero es un trabajo difícil", añadía.

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