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El pasado 20 de noviembre se cumplieron cuatro años de la muerte de la duquesa de Alba. Falleció como era su deseo, en su lecho del palacio de Dueñas, en su adorada ciudad de Sevilla, donde dejó dicho que quería que reposaran sus restos mortales y se celebraran sus misas funeral. Cumpliendo esas voluntades es como su hijo Cayetano Martínez de Irujo acudió, recién llegado de una competición hípica en Alemania, y sin más compañía familiar que la del duque viudo de Alba, Alfonso Díez, quien siempre ha cumplido con este recuerdo religioso, al igual que la íntima amiga de Cayetana, Carmen Tello, a quien la duquesa consideraba como la hermana pequeña que no había tenido. Ni el duque de Alba, ni sus hermanos el duque de Aliaga o el conde de Siruela, ni finalmente Fernando, como tampoco Eugenia, que se encontraba en Nueva York con su pareja, viajaron a Sevilla para rezar en la misa.
Precisamente fueron Cayetano y Tello los que propiciaron junto con la Hermandad de los Gitanos que se consiguieran donativos suficientes para realizar el monumento funerario que sustituyó a la fría lápida que se instaló en la iglesia de los Gitanos tras depositar sus cenizas. Bueno, solo parte de esas cenizas, dado que Carlos Fitz James, actual duque de Alba, decidió trasladar otra parte al cementerio de Loeches, donde descansan sus antecesores, a pesar de que Cayetana había dicho muchas veces que no le gustaba nada ese lugar y le ponía muy triste.
"Mi única intención ha sido respetar las últimas voluntades de mi madre que siempre quiso que dejarán sus cenizas en Sevilla y en concreto en este templo al que tanto ayudó en vida", confiesa Cayetano, que fue el ojo derecho de su madre y hoy no mantiene apenas relación con su hermano mayor. Tan decidido estaba a que la misa por la memoria de la difunta siguiera celebrándose en Sevilla que pagó de su bolsillo las dos esquelas que aparecieron publicadas en el diario 'ABC' de Sevilla y donde el texto elegido no dejaba lugar a dudas de quiénes iban a participar. "Tus hijos Fernando y Cayetano, tu viudo Alfonso, demás hijos, nietos y verdaderos amigos ruegan una oración por su alma...".
Según fuentes cercanas a la familia, parece que el actual duque de Alba quería que estas misas de aniversario se empezarán a celebrar en Loeches y en la intimidad familiar, algo que su hermano Cayetano no solo no aprueba sino que se opone frontalmente al considerar intolerable que no se cumpla el deseo de la duquesa.
Aunque el duque de Arjona no quiere entrar en nuevas polémicas familiares que ya está muy cansado de tanta tensión, en su entorno se comenta que está decidido a no permitir que el recuerdo de su madre caiga en el olvido y mucho menos en una Sevilla donde la gente sigue acudiendo a diario a la iglesia de los Gitanos con el único fin de contemplar el monumento en honor de Cayetana. El mismo que ya ha recibido el premio Macael 2018 de la asociación de empresarios del mármol de Andalucía en un acto que contó con la asistencia del ministro de Cultura José Guirao y donde el propio Cayetano fue el encargado de recibir ese trofeo por ser el valedor de ese monumento.
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