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En febrero de 2017, Selena Gomez se sometía a un trasplante de riñón. En sus primeras entrevistas tras aquella intervención, explicó cómo había cambiado su cuerpo y lo que le costó aceptar que, a partir de ese momento, su físico iba a ser diferente. Pero, también, que ahora solo le preocupaba su salud y que estaba muy agradecida por poder contarlo.
Así que, la cantante no ha tenido reparos en contestar a los 'haters' que se han cebado con ella y su aspecto tras la publicación de unas fotos en bikini con motivo de unos días de descanso en Australia.
" El mito de la belleza: una obsesión con la perfección física que atrapa a la mujer moderna en un ciclo interminable de desesperanza, autoconciencia y odio a sí mismo mientras intenta cumplir con la definición imposible de belleza perfecta de la sociedad. Elegí cuidarme yo misma porque quiero, no para demostrar nada a nadie", ha escrito junto a un vídeo publicado en Instagram.
Selena ha decidido tomarse la vida de otra manera desde que tuvo que realizarse aquella operación. De hecho, durante un tiempo decidió desaparecer de las redes sociales y, como bien dice, porque quiere demostrarse a ella misma y a nadie más, que puede vivir de una manera más relajada y centrada en su bienestar.
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