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Netflix ha estrenado 'Derry Girls', emitida originalmente en el Channel 4 británico (fue la comedia más vista en una cadena generalista en 14 años). Es una serie de adolescentes de seis capítulos que duran menos de 30 minutos. Ahí ya hay un plus. Creada por Lisa McGee, que creció en Derry y sabe de lo que habla, su gran virtud es el humor, pese al conflicto social y armado en el que se desarrollan las protagonistas y sus familias. Cuatro chicas viven despreocupadas en el Londonderry (el Derry del título) de los 90. Detrás, el conflicto del Ulster; delante, la vida irreflexiva (normal) de Erin, Orla, Claire, Michelle y Dylan, el primo de Michelle. Su colegio de monjas, los chicos, los protestantes, los refugiados de Chernobyl a los que tienen que acoger… Todo con una mirada hilarante y la nostálgica banda sonora de la época.
Una película sobre Silvio Berlusconi. /
Toni Servillo y Paolo Sorrentino vuelven a trabajar juntos en 'Silvio (y los otros)'. Era poco imaginable que una película sobre Silvio Berlusconi se pudiera parecer algo a 'La gran belleza', así que Sorrentino ha tirado de la comedia popular italiana de los años 50 y 60. Algo tan evidente que no era necesario que la mujer de Berlusconi dijera a este que su vida no es la grandilocuencia que él cree, sino una película de Totò y Peppino. En España cambiamos de dirección la tilde, quitamos una pe y las películas se llamaban 'Totó, Pepino y los forajidos' (esa en la que, conchabado con un amigo barbero, Totó organiza un falso secuestro para sacar el dinero a su rica, rácana y antipática mujer). Y ese es el tono de 'Silvio (y los otros)'. Ese y el posterior de Álvaro Vitali, tan cercano a Pajares y Esteso. Un Berlusconi decadente y vendepisos en el momento más complicado de su carrera, cuando se acaba. Y Sorrentino disfrutando del exceso y la extravagancia.
Michel Houellebecq regresa con 'Serotonina' (Anagrama) para tocar las narices (se publica el 9 de enero). Cronista despiadado e incómodo de nuestra sociedad, vuelve a anticiparse a la actualidad, como con 'Plataforma' o con 'Sumisión'. El protagonista de 'Serotonina' es Florent-Claude Labrouse, de 46 años, que se medica con Captorix, un antidepresivo que libera serotonina. "Los indeseables efectos secundarios producidos más habitualmente son la náusea, la pérdida de la libido, la impotencia… Nunca antes había sufrido náuseas". Una Francia que se hunde. Una Unión Europea que también. En la novela, Houellebecq cuenta el bloqueo de una autopista por parte de agricultores, anticipándose a los chalecos amarillos. "De vez en cuando se cierra una fábrica, se deslocaliza una planta de producción, pongamos que despiden a 70 obreros... Hay un piquete de huelga, se queman neumáticos... Cada año, te encuentras con centenares de campesinos que abandonan su negocio o se revientan los sesos".
Un clásico imprescindible. Ninguna novedad. Se trata de la vigesimosexta edición de 'El mundo de ayer' (Acantilado), de Stefan Zweig. El mundo de ayer es el que precedió a la Primera Guerra Mundial. Y cómo desapareció es el tema central de estas memorias que Zweig escribió en 1940 fuera de su país.
Un repaso de la cultura europea de principios del siglo XX, el recuerdo del Imperio Austrohúngaro, las costumbres, la vida sexual, la educación, la guerra, la vuelta de los combatientes a países nuevos, el período de posguerra, el ascenso de los nazis, los fascistas en Italia, Chamberlain, otra guerra… 500 páginas con acontecimientos vividos en persona y descritos con maestría que se leen de un tirón. Una lección de historia para entender muchas cosas. Zweig se suicidó con su mujer en 1942, pero poco antes dejó una de las grandes obras literarias y memorísticas del siglo pasado.
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