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Hace justo un año, Iñaki Urdangarin soplaba las 50 velas de su tarta de cumpleaños. Lo hacía rodeado de su familia y con la sombra de una posible entrada en prisión sobre su cabeza. La misma que, medio año después, se convertiría en una realidad.
El pasado 18 de junio, el marido de la Infanta Cristina cruzaba las puertas de la cárcel abulense de Brieva. Lo hacía para cumplir condena por su implicación en el Caso Nóos. De este modo, hoy el exduque de Palma celebra su primer cumpleaños privado de libertad, en la soledad de su celda.
Una celebración de lo más amarga, ya que tan solo contará con un breve contacto con los suyos para poder recibir esa felicitación: la llamada de cinco minutos diaria a la que tiene derecho dentro de la cárcel y que romperá esa rutina de la vida entre rejas.
Iñaki tendrá que esperar hasta el fin de semana para ver si alguno de sus familiares se acerca hasta allí. Seguramente sea su mujer quien realice esa visita y pueda felicitarle personalmente para que la celebración, aunque con día de retraso, tenga un sabor más agradable.
Urdangarin ha pasado ya allí sus primeras Navidades privado de libertad. Los días pasan y él los descuenta de una condena de cinco años y diez meses a la que tiene que hace frente y de la que tan solo han pasado siete meses escasos.
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