Nos conocimos a finales de agosto, en Canarias, a punto de comenzar el rodaje de La sala y volvemos a encontrarnos, meses después, en la presentación a los medios de esta serie que podemos disfrutar ya en HBO y pronto, en las televisiones autonómicas (Forta).
Corazón ¿Contenta con el resultado? Goya Toledo Contentísima, porque para mí ha sido un proyecto mágico, desde el comienzo. Para empezar, los guiones son maravillosos. Cuando los leí, pensé: «¡qué bien!», personajes tan completos, tanto de mujeres, como de hombres, con historias tan interesantes y en las que no esperas lo que va a pasar después, y los compañeros, el equipo, directores, productores… gente que me arropó muchísimo. Me sentí como el bebé de todos. Además, hacía mucho tiempo que iba a Canarias, pero a lo mejor un día o dos, por temas de trabajo, pero ¡quedarme tres meses! Fue un reencuentro con la isla.
C. Porque la serie se ha rodado íntegramente en Las Palmas y jugar en casa es un plus… G.T. Bueno, en realidad mi casa es Lanzarote, donde vivo y vive mi familia, pero me encontré con personas que conocía desde niña, porque yo viví un tiempo en Las Palmas.
C. Imagino que viajando tanto, una debe sentirse ciudadana del mundo. ¿Sabe dónde tiene su casa? G.T. (Risas) Sí, mi casa está en Lanzarote, en Madrid y luego, viajo mucho a EE.UU., pero estoy en un momento en el que necesito descansar porque me paso el día de un lado a otro.
C. Viajes, series, películas… Pero siempre hay tiempo para la solidaridad. De hecho, acaba de llegar de Bahamas, de una misión de la Glo Good Foundation. G.T. Desde hace cuatro años, 17 o 18 dentistas de Nueva York llevan a cabo esta maravilla que es llevar sillas y aparatos de dentista, a Eleuthera, en Bahamas. Son sillas súper preparadas con toda la técnica que necesitan. Pasan cuatro días, a tope, arreglando la boca a la gente que vive allí y que no tiene medios, porque ni siquiera hay un hospital de medicina general. Es un proyecto muy bonito que va creciendo y cada vez se va apuntando más gente. A medida que se va conociendo, hay más médicos que quieren sumarse al proyecto. La idea es ampliar el servicio y traer más especialistas, no solo dentistas.
C. ¿A cuántas personas se puede llegar a atender en cuatro días? G.T. En una hora tienes 200 personas esperando, así que calcula. El primer año, la gente pensó que no iban a volver, pero el segundo se dieron cuenta de que allí estaban de nuevo. Y este, que es el cuarto, han acudido muchas personas, con la confianza, además, de saber que esos médicos regresarán el año próximo.
C. No nos damos cuenta de que, por medio de la boca, hablamos, comemos, masticamos, sonreímos… o sea, que de alguna manera, lo que ellos hacen es regalar felicidad. G.T. Y regalas información. Bueno, de alguna manera, tú también te lo regalas, porque hay charlas, sobre todo con los niños, para informarles de lo que no deben tomar, de cómo deben cuidar sus dientes… No debemos olvidar que el problema de no tener una dentadura limpia es que tú vas tragando toda esa suciedad, que va directamente a las arterias y hay muchos casos de infartos, consecuencia de no llevar una higiene correcta. Ellos se quedan asombrados, pero yo también aprendo muchísimas cosas.
C. Y su papel, como voluntaria, ¿cuál es? G.T. Yo soy recepcionista (risas), porque lo de ser dentista es más difícil… Aunque este año ha pasado una cosa muy graciosa y es que el último día había muchísimo trabajo y algunos de los dentistas se tuvieron que ir, porque tenían pacientes esperándoles. Un dentista, Jonathan, me llamó y me dijo: «Goya, ven aquí que te voy a enseñar a hacer dentaduras». Me puse a su lado y pensé: ¡qué útil sería si yo pudiera hacer esa parte artesanal de poner la pasta, los dientes!
C. El año que viene, pluriempleada. G.T. (Risas) No te digo yo que no…
C. Normalmente se lleva a cabo en Bahamas, pero lo que llama la atención es que también han atendido en zonas desfavorecidas de ciudades tan avanzadas como pueden ser Los Ángeles o Nueva York. G.T. El tema de los dientes debería ser algo cubierto por la Seguridad Social, porque si no tienes la boca bien, no puedes comer. La vista la cubre, la boca no. Ir a un dentista no es barato y hay zonas en las que la gente no puede permitírselo. Yo, de todos modos, siempre colaboro con ellos en Bahamas.
C. Hay otra causa a la que se siente muy ligada, la Fundación Aladina. De hecho, participó en Maktub, la primera película dirigida por Paco Arango, que le valió su segunda nominación a los premios Goya. G.T. Soy socia de la Fundación y colaboro con ellos siempre que puedo. A Paco le conozco desde que llegué a Madrid, hace muchísimos años. Durante un tiempo fuimos del mismo grupo de amigos íntimos. Él, que estudió dirección, siempre me decía: «El día que haga mi primera película, tú vas a ser la prota». Por circunstancias de la vida, nos distanciamos un poco, cambiamos de amigos, de vida, pero cuando escribió Maktub, 20 años después, me llamó y me dijo: «En un año voy a rodar la película». Fue una experiencia maravillosa porque me trajo muchas alegrías. Estoy deseando repetir con él, porque Paco me conoce mucho. Hace tiempo que no me ve, pero es de las pocas personas que sabe quién soy.
C. Y, ¿quién es? G.T. No lo sé. Pregúntaselo a él, te aseguro que lo sabe mucho mejor que yo (risas). Él conoce algo de mí que a mí me sorprende. Es muy curioso.
C. Maktub, me explicó Paco, que significa, en árabe: «Estaba escrito», ¿cree en el destino? G.T. Yo creo que hay cosas que son inevitables y otras que uno hace que pasen, aunque no quiera. La mente tiene mucho poder y lo que tú pones en tu cabeza es a lo que le das fuerza y es lo que atraes, pero también creo que hay cosas que tienen que pasar: sí o sí y que son experiencias tuyas, de vida.
C. Siempre habrá un margen de maniobra para poder cambiar aquello que no nos gusta… G.T. Por eso creo que hay mucho de cómo uno siente, percibe y atrae ciertas cosas.
C. Ya que hablamos de Aladina, ¿qué tres deseos le pediría al genio de la lámpara, si este pudiera concedérselos? G.T. ¡Uy, espera que piense! El primero: mantener los pies en la tierra y ser consciente de que tu energía depende de ti, para controlar y favorecer los pensamientos de todo aquello que te beneficie. Creo mucho en la energía de sentirte bien para que, de ese modo, todo vaya mejor, a tu alrededor. En segundo lugar, pediría salud para todo el mundo y mi tercer deseo sería: paz, no violencia. Y luego le pediría otros tres más y otros tres…
C. De momento, parece que habrá que conformarse con seguir intentando hacer las cosas lo mejor posible, por nuestra cuenta y sin genio de la lámpara. ¿Qué proyectos le esperan ahora? G.T. Ahora mismo, La sala, ya en HBO. En primavera pasará a las autonómicas. Acabo de terminar: El arte de callar, que es una serie que hemos grabado en Chile y Argentina: años 90, Pinochet, tráfico de armas… Con Benjamín Vicuña y bueno, yo siempre hablo de lo que he hecho, de lo que tengo que hacer, no.
C. ¿Próximo destino? G.T. En dos días me voy a Los Ángeles, pero en dos semanas estoy de vuelta. Temas familiares, trabajo…
C. Y pareja… No olvidemos que está casada con Craig Ross, guitarrista de Lenny Kravitz, que también viaja mucho por trabajo. G.T. Bueno, imagínate, nuestra vida es una maleta, pero lo llevamos bien.
C. Dicen que los aeropuertos son sitios muy románticos… G.T. Yo los utilizo de gimnasio casi, porque voy de un sitio a otro caminando y digo: «Mira qué bien, así hago ejercicio» (Risas)… Los aviones son sitios de pensar. Yo me subo y me monto mi oficina. Estás más concentrada, no tienes distracciones, nadie te puede llamar…
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?