Juliana Awada y Mauricio Macri durante su visita a la India. / Gtres

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La campaña asiática de Juliana Awada

El presidente argentino, Mauricio Macri, y su mujer le han dado un giro a la campaña electoral compartiendo instantáneas de su gira oficial y familiar por Asia.

Faltan ocho meses para que los argentinos acudan a las urnas, pero la maquinaria electoral ya está en marcha y Juliana Awada está llamada a convertirse en la gran estrella de la campaña. En octubre, Mauricio Macri intentará revalidar su mandato al frente de la presidencia de Argentina, pero ni las encuestas ni los índices de aprobación le auguran una victoria sencilla. Y precisamente por eso, el papel de la primera dama será decisivo.

Muy activa en las redes sociales, en las últimas semanas Awada se ha dejado ver visitando a las víctimas de las inundaciones al noroeste del país o a los vecinos de un barrio arrasado por el narcotráfico en Buenos Aires, pero también celebrando el cumpleaños de su marido o deseándole un feliz San Valentín.

Cualquier excusa es buena para un pequeño acto de campaña. Su cuenta en Instagram, con más de 1,3 millones de seguidores, es su herramienta más poderosa. Sobre todo, si el evento a documentar es un viaje oficial. Hace unos días, los Macri visitaron la India y Vietnam y la misión diplomática, en la que estuvieron acompañados de su hija pequeña, se convirtió en un enorme escaparate para la primera dama y su fondo de armario.

Mientras visitaban lugares tan emblemáticos como el Taj Mahal, la tumba de Ho Chi Minh o el memorial a Mahatma Gandhi, Awada lució vestidos floreados y túnicas de colores, zapatos de plataforma —de Stella McCartney— y sandalias de cuero y PVC transparentes de Gianvito Rossi; estampados alegres y kimonos de grandes mangas... La vistosa galería de imágenes parecía el colorido editorial de una revista de moda.

La estrategia tiene sentido. Hace meses que la imagen de su marido está seriamente dañada. De hecho, según algunas encuestas, hasta un 60% de los electores desaprueban la gestión del presidente. Awada, en cambio, es la cara más amable, social y humana del gobierno Macri. También la más alegre y bella.

Awada, con su sonrisa perenne y su elegancia innata, siempre ha sabido esquivar polémicas y asuntos políticos espinosos. Pero, sobre todo, ha conseguido proyectar una imagen de incalculable valor durante una campaña electoral: la de una familia feliz y unida. Por eso, su gira asiática solo es el comienzo. Con las urnas en el horizonte, este año será intenso para ella. Sobre todo, si quiere seguir siendo la primera dama.

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