No bajemos la guardia porque esto continúa y necesitamos la mano de los hombres, que han sido orgullosos testigos de que las mujeres pedimos algo que clama al cielo. Vosotros sois primordiales en este camino. Os necesitamos. Os necesito.
Te necesito ahora más que nunca, no solo por esta fecha en la que recordamos que aún queda mucho por hacer por la igualdad entre hombre y mujeres. Te necesito siempre, amigo, hermano, amante, compañero, maestro o padre.
Como lo hiciste cuando era una niña, emponderándome cada vez que íbamos juntos al monte o me hacías resumir y entender cualquier artículo de un periódico. Como cuando dabas el protagonismo a ella sin darte cuenta, diciéndome aquello de “háblalo con tu madre”, porque sabias que ella era y sigue siendo aunque ya no esté, el eje de nuestra familia. El motor de todo lo que finalmente sucedía y la fuente de toda la energía para seguir adelante en los peores momentos.
Te necesito hermano, ahora que recoges lo sembrado para volverlo a sembrar en tus hijos, con el ejemplo del respeto y la consideración con quien decidiste iniciar tu vida por mujer valiente, sin reparar que el valiente eras tú al elegirla, a pesar de que fuera algo mayor que tú y te llevara a lugares que no conocías para redescubrirlos contigo. Te necesito compañero, porque tú has sido uno de mis mejores maestros mostrándome mi vulnerabilidad para hacerme descubrir la grandeza de la misma y alumbrar el camino hacia la aceptación de lo que soy.
Y a ti, amor de mi vida, te necesito para que sigas recordándome que juntos de la mano podemos con todo, porque crees en mí, como crees en todas la grandes mujeres que te acompañan en el camino y en las que confías. Y tú, mi ángel querido, que estás rodeado de hermanas, tías y abuela. Que eres heredero del afecto e intuición de todas ellas.
Os necesitamos a todos vosotros ahora más que nunca porque esto no ha hecho más que empezar, después de que nos hayamos propuesto que ya no hay vuelta atrás. Soy lo que soy gracias a vosotros y a todas las mujeres que os tendieron la mano para caminar juntos. Somos lo que somos gracias a una conciencia que mira con lupa los errores que cometimos para no volver a caer en ellos.
Querido hombre, te necesito, os necesitamos en esta lucha. Pero además, quiero darte las gracias por darte cuenta que en esto como en todo lo demás, somos uno.
Te pido, querido hombre, que no permitamos que se dé ni un solo paso atrás en este camino que nos lleva a la igualdad y a caminar juntos de verdad.
20 de enero-18 de febrero
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