Las últimas semanas no han sido nada fáciles para Alba Carrillo. Des de que salieran publicadas sus fotos junto a Thibaut Courtois, ha tenido que hacer frente a acusaciones, reproches e incluso insultos en las redes sociales y por parte de algún que otro colaborador de televisión. Una situación de presión que ha desencadenado que dejen de quedar y que, si podría haber una relación estable, ya nunca lo sepamos.

La modelo lo ha pasado mal. Y lo está pasando mal. A esto se suma el hecho de que su madre cargara con dureza primero contra Kiko Matamoros y, después contra Paolo Vasile, mandamás de Mediaset. En el primero de los casos, la anécdota sirvió para rellenar líneas en los medios de comunicación. El segundo, es más delicado...

Tanto, que el pasado lunes Alba no fue convocada para participar, como es costumbre, en la tertulia de crónica social de 'Ya es mediodía', en Mediaset. Se encendieron todas las alarmas y se llegó a decir que la cadena había prescindido de sus servicios. Sin embargo, el martes allí estaba, sentada en su silla y dando explicaciones sobre cómo se encontraba tras este infierno en el que está inmersa.

Fue lo único para lo que participó en todo el programa. Los dos días siguientes ni siquiera eso. Alba parece haber cambiado de estrategia y dejado atrás sus largas intervenciones en el programa que presenta Sonsoles Ónega para dar paso a una mujer callada que llega, se coloca delante de las cámaras y se lleva el sueldo sin intervenir.

Este cambio de actitud no ha pasado desapercibido y no son pocas las voces que se alzan subrayando que esta se podría estar cobrando su venganza contra Mediaset por ese feo gesto del lunes que provocó el tsunami de noticias hablando de su despido.

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