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Ana Obregón ha pasado el año más complicado de su vida. Para una madre, tener que hacer frente a un cáncer como el que le diagnosticaron a su hijo, Álex Lequio, hace un año, es uno de los tragos más amargos por los que una puede pasar. Pero, por fin, pueden respirar aliviados.
Ha sido ella misma, después de que salieran a la luz las informaciones de que el joven estaba a punto de terminar su tratamiento, la que ha confirmado que se acabó, que ese camino lleno de miedos a incertidumbres es cosa del pasado y que les toca mirar al futuro con la cabeza alta y llena de esperanzas.
La actriz se sentaba en el plató del programa de la televisión autonómica gallega 'Land Rober' y volvía a hacer un ejercicio de sinceridad y de transparencia de sus sentimientos, como ya hizo ante Carlos Sobera en 'Volverte a ver' - recuerda aquí ese momento-. "La pesadilla de mi hijo ha terminado", eran sus escuetas palabras.
Más que suficientes. No hacen falta más detalles cuando lo importante es que se ha vencido, con todas las cautelas que hay que tomar en estos casos, a la enfermedad que les llevó a estar seis meses, los dos solos en Nueva York. Un tiempo en el que, como ella misma ha confesado, se sintió sola y echó de menos una mayor compañía, por ejemplo, del padre de su hijo, Alessandro Lequio.
Desde que regresaron de Estados Unidos, Ana ha concedido varias entrevistas para hacer visible la dureza de esta enfermedad, para los pacientes y las familias, y se ha encargado de recordar a las instituciones la importancia de invertir en investigación en la lucha contra el cáncer.
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