Estar a su lado es como meterse un chute de energía para largo recorrido. Con esa vitalidad tan suya Tamara Gorro vuelve con un libro bajo el brazo, Rendirse nunca que bien podría ser el lema de su vida. De su recorrido como miss Segovia a madre coraje y empresaria hablamos largo y tendido.
Corazón Desde luego el título de su nuevo libro podría tatuárselo porque si algo la caracteriza es su perfil de luchadora. Tamara Gorro La vida me ha enseñado a que no te puedes rendir. Hay que luchar, tener constancia, fuerza ya que tirar la toalla no sirve de nada. Mi primer libro lo enfoqué en mi primera enseñanza de la vida, que se resumía en que ser feliz no resulta gratis, y este segundo va enfocado en la necesidad de luchar hasta encontrar lo que buscas. Tanto a nivel personal como profesional.
C. Y yo que aún la recuerdo en una final de Miss España como miss Segovia y eso que apenas conocía la ciudad. No ganó ese certamen, pero siempre pensé que iba a despuntar entre el resto. T.G. Me mandaron a una final internacional y me lo pasé genial. Fui a Miss España porque era la ilusión de mi yaya. Me encantaba la tele y era una manera de entrar.
C. No llegó a la final pero sí fue la primera de esa edición en posar para la portada de una revista como Interviú. T.G. Y con ese reportaje me pagué la operación de pecho. Lo hice con ese fin. Ya me había operado y tenía que pagar el crédito. Patricia Yurena fue Miss España pero yo estaba encantada con mi exclusiva.
C. Tengo la sensación de que desde entonces tenía claros sus objetivos en la vida. T.G. Vengo de una familia muy normal donde no sobraba nada. Mi madre era una trabajadora de 15 horas diarias y mi interés en el mundo de la televisión no era por la fama, sino porque lo entendí como una fuente de ingresos ya que en mi casa hacía falta el dinero. Por entonces yo trabajaba en la noche y en una fábrica y comenzar en ese medio era la mejor manera de ganar dinero más rápido. Empecé con Emma García en Mujeres y Hombres y aprendí muchísimo. En ese medio descubrí que me encantaba comunicar y que la gente escuchaba lo que decía. Pasé por muchos platós de Telecinco hasta que llegué a estar con mi querida María Teresa Campos donde me junté con profesionales y, siendo realista, entendí que no estaba preparada. Esos compañeros sabían de lo que hablaban y yo me di cuenta de mis limitaciones. Teresa me dijo que tenía que estudiar y estar formada. Decidí irme con Jesús Hermida y Begoña e hice artes comunicativas y redacción periodística.
C. Usted se hizo fuerte en las redes cuando estaban despuntando. T.G. Fue espontáneo. Al salir de Supervivientes me encontré que mi mejor amigo me había creado una red social y lo único que hice fue subir fotos. No fue algo preparado y seguramente de ahí el éxito, con un 1.300.000 seguidores y otro medio en mi canal de YouTube, en Twitter, Facebook…
C. ¿No le preocupa desnudarse tanto a nivel personal? T.G. Solo muestro una parcela de mi vida aunque haya quien piense lo contrario.
C. ¿En qué momento decidió compartir con sus seguidores la decisión de ser madre por un vientre subrogado? T.G. Estando en Rusia. Estábamos de dos meses embarazados y teníamos muchas ganas mi marido, Ezequiel Garay, mi madre y yo de comprar el carrito de paseo. Pensé que si me veían con esas cosas se iba a saber que estaba embarazada, pero no lo estaba y fue mi madre quien nos dijo que teníamos que dejar de sufrir, que éramos personas normales y que no había que ocultar nada si no normalizar todo. Había que vivir el embarazo. Al principio nos asustamos, pero opté por contarlo en Sálvame y visualizar un tema del que no se hablaba mucho.
C. ¿Y son tan felices como aparentan o es de las que sólo comparte lo bueno? T.G. Cuando tengo un mal día simplemente pongo que no voy a comentar nada y la gente me respeta. Me muestro como soy, una tía que curra como todo el mundo y una mujer normal.
C. Bueno ahora tiene este libro y una empresa de hostelería, más sus redes… T.G. Acabo de traspasar un local que no iba bien, pero tengo otro en Móstoles aparte de la productora que me ocupa muchísimo tiempo. Empezamos los dos solitos en una oficina de vivero y hoy tenemos un montón de marcas como clientes. Mis redes las llevo yo y van aparte.
C. También está su familia. Un marido futbolista por el que hoy viven en Valencia y dos hijos. T.G. Una vida normal. Lo único que marca la diferencia es que a lo mejor no trabajan en lo que les gusta.
C. Y siendo la mujer de un futbolista de élite habrá quien piense que podría rendirse a la buena vida. T.G. Es lícito y tienen mucho mérito las mujeres que prefieren cuidar a sus hijos. Lo que hay que dejar claro es que el dinero de Ezequiel no es mío. Él lleva toda su vida luchando por conseguir lo que tiene como para que venga una de fuera y se quede con todo. Tengo 32 años, salud y vengo de una familia de mujeres trabajadoras. ¿Me puedes decir que hago yo metida en casa todo el santo día? Yo no tengo el dinero de Ezequiel. Tengo que ganármelo y hacer mi hucha porque nunca sabes lo que te puede pasar y la necesidad de mis hijos. Desde el principio soy una hormiguita y guardo. He hecho infinidad de ‘bolos’ que compaginaba con madrugones. Ni bebo alcohol ni tomo drogas por lo que estaba agotada, pero quería ahorrar. Cuando empecé con Ezequiel paré esos bolos pero siempre he trabajado porque no me ha tocado el euromillón y porque tengo una familia que si me necesita ahí estaré.
C. Nueve años junto a Ezequiel Garay y dos hijos en común. ¿Se ha pasado muy rápido? T.G. Cuando lo pienso, yo misma me sorprendo de cómo pasa el tiempo y lo jóvenes que se nos ve en las fotos de nuestra boda. Juntos siempre desde el primer día. Para mí Ezequiel es mi amigo. Con él me divierto, es mi compañero de vida, por el que siento un amor profundo y absoluto.
C. En los últimos tiempos veo más cariñoso a su marido en las redes sociales. T.G. ¡Qué va! lo que pasa es que apenas usa su red y de pronto hace tres fotos seguidas. No le da importancia. Muchas veces pienso si sacarle en YouTube porque él es mi vida, un hombre estupendo, pero al final no lo hago. Tengo ganas de que la gente vea lo maravilloso y divertido que es, pero al final decido no meterle en mi mundo. Es un hombre importante, todo lo que tiene es por mérito propio y opto por no mezclarle con mis historias salvo en contadas ocasiones cuando muestro lo que somos, una familia normal y corriente.
C. Su vida depende de sus fichajes. ¿Sabe qué pasará la próxima temporada? T.G. En junio llega el momento de renovar y nunca se sabe. Lo que sí tengo claro es que amo a Ezequiel por encima de todo y le acompañaré siempre. También sé que si llegara un día en que, por circunstancias, no siguiéramos juntos lo que jamás haría sería separarle de sus hijos. Esos niños tienen un padre al que aman y con el que tienen que estar siempre.
C. ¿Habrá más niños en la familia? T.G. Estamos en un proceso de adopción, pero es complicado. Tengo un embrión congelado en EE.UU. y podía hacer una gestación subrogada o intentarlo yo, aunque me da miedo porque solo tengo uno. Ezequiel no quiere más hijos porque dice que estoy siempre con ellos.
C. Habla de luchar y no rendirse, pero sabe que hay personas que no tienen su fuerza. T.G. He pasado por eso y de ahí que cuente mis experiencias. No doy consejos que no haya vivido. En el primer capítulo hablo de la enfermedad que estamos viviendo con la hija de mi segunda familia de cinco años y el duelo tan duro que estamos pasando. Ayer tuvimos una noticia terrible. Y decidí que solo lloraría dos horas. La enfermedad está y hay que ir hacia lo positivo. He tenido capítulos desgarradores en mi vida que son traumas de la infancia y que solo me sacó una psicóloga. Nunca hablaré de ello pero tengo claro que hay que continuar y no puedo quedarme en el lado negativo. Al final, no hay que hacer un drama sino buscar la felicidad.
C. ¿Qué le queda por hacer? T.G. Solo pido salud para los míos. Mi marido tuvo un traumatismo craneoencefálico y creí que se me iba la vida. He llegado a muchos sitios, pero conozco mis límites. Me queda un tercer hijo, que mis trabajos vayan bien y no separarme jamás de mi marido. Él me cambió la vida. No era la mujer que soy. Me dio la serenidad que necesitaba. Es mi amigo y mi amante. Tenemos malas rachas como todos. En Rusia lo pasamos mal por mi culpa, porque necesitaba trabajar. Son cosas normales y, cada vez que vamos a pasar un mes sin estar juntos, nos vamos de viaje y estamos un par de días solos. No sé qué pasará mañana, pero no hay otro hombre como él. Me valora y me quiere muchísimo.
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20 de enero-18 de febrero
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