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Belinda Washington: "De pequeña quería ser misionera, actriz o azafata"

La actriz tiene varios frentes profesionales abiertos, pero también solidarios, en los que está encantada de participar para ayudar a los demás.

Belinda Washington durante la entrevista. / Alberto bernárdez

Ana García Lozano
Ana García Lozano

Belinda es de esas compañeras con las que, por mucho tiempo que pase, te pones al día enseguida, en menos de lo que tardas en compartir una ensalada, que es lo que hicimos, precisamente, en En Copa de Balón, el restaurante donde nos citamos. Allí charlamos de todo, que es mucho, porque Belinda toca varios palos. Precisamente esa es una de las cosas que más admiro de ella: es imposible etiquetarla.

"Estamos acostumbrados a ponerle nombre a todo y puertas al campo y no debemos colocar vallas a nada, ni siquiera a uno mismo. Nos enseñan a catalogarlo todo y eso limita, porque todos somos capaces de hacer mil cosas".

  • Corazón Siempre tiene varios frentes abiertos, ¿empezamos por el teatro? Belinda Washington Ahora hay un musical a la vista y dos obras que me han ofrecido, una de ellas de un autor súper joven.

  • C. Televisión... B. W. Hay un proyecto muy chulo, que es volver con Los Javis a 'Paquita Salas'. Vamos a empezar dentro de poco y voy a estar en varios capítulos, con lo cual estoy súper contenta. Y programas, pues no hay nada, pero claro que me encantaría presentar un magacín de varias horas… He presentado algún proyecto mío a distintas televisiones, pero no ha cuajado.

  • C. Pero si no le da la vida, tiene hasta una serie en Instagram… B. W. Sí, ahí estamos con la serie Pasionaria millenial, muy sencilla, de un minuto, apostando por algo nuevo, porque me encanta abrir caminos. Ha tenido buena repercusión, así que haremos otra temporada.

  • C. Cine... B. W. He hecho un corto con Ceres Machado: 'Una mujer completa' y otro muy chulo, con Sara Escudero, donde también está Antonia San Juan.

  • C. Canta con su cuarteto de jazz: The Washington Band. B. W. Ahí estamos. Acabamos de actuar en Valencia y seguramente cantaremos pronto en Madrid. Para empresas y eventos siempre salen cosillas.

  • C. Pinta acuarelas maravillosas, cosa que yo no sabía… Lo de pintar, además, viene de familia, creo que de su abuela escocesa, ¿no? B. W. ¿Sabes lo que es ir a mi casa de Escocia, donde yo me he criado y donde ahora vive mi padre y, de repente, encontrarme pinturas de ella? Yo creo que las cosas no se hacen con un propósito, sino por el mero hecho de vibrar, de ser feliz y de disfrutar del proceso. No pinto esperando vender mis cuadros. Si los vendo, fenomenal, porque reinvierto en más material y en más cursos para seguir perfeccionando, pero no es una necesidad, no hay un fin. Eso no nos lo enseñan en el colegio: vibrar con lo que nos hace felices.

  • C. Y todo vibra y lo vive con mucha pasión, la misma que le lleva a colaborar con varias causas solidarias, innumerables, diría yo. Por ejemplo, ha amadrinado algún acto de la Fundación Pequeño Deseo. B. W. Ese fue un proyecto que hice con Cristina Cuadrado y con el Padre Ángel, que me hizo mucha ilusión porque me parece muy tierno. Había un programa en EE.UU. que trajeron a España, con el fin de que niños con enfermedades crónicas, que pasan tanto tiempo atados a una cama de hospital, que dejan de creer en los sueños, vuelvan a creer y recuperen esa felicidad a través de pequeñas acciones: viajar a París, conocer a un personaje popular, tener un ordenador… cosas, a veces, muy pequeñitas.

  • C. ¿Qué debe tener una causa para contar con usted? B. W. Soy facilona para ayudar y para no pasar por la vida de puntillas, pero no creas, cada vez soy más reacia a confiar en todo el mundo, siempre pido que haya auditorías y compruebo que el dinero llega a donde debe.

En el colegio no nos enseñan a vibrar con lo que nos hace felices"

  • C. Lleva muchos años ayudando a dar visibilidad a esa labor maravillosa que realiza la Fundación Elena Barraquer, operando cataratas, que en el tercer mundo es la primera causa de ceguera. B. W. A Elena la adoro. La conocí en Senegal, donde yo estaba con la Fundación SOS y tuve con ella una conexión muy profunda. Ya hemos hecho trece expediciones: a Kenya, Senegal, Chiapas, Bangladesh… Hacen una labor encomiable y si vas, no te limitas a ver qué hacen, porque no puedes dejar de implicarte. Trabajan 12 horas al día. Yo empecé fuera del quirófano, organizando, gracias a que hablo inglés y francés. Después me pasó a quirófano, de enfermera de campo. Tú dirás: ¿sabes de enfermería?, pues no, pero aprendí, me hice un cursillo para ser útil. Tienes que ser rápida porque se operan entre 40 y 45 cataratas al día en lugares inhóspitos, pero lo bonito es que luego cogen a oftalmólogos y les enseñan. Les llevan a Barraquer y les preparan para ser buenos médicos y ayudar a la gente. Enseñan a pescar, a ser independientes. Elena acaba de llegar de Angola y yo estoy deseando volver.

  • C. Ha diseñado camisetas para la Fundación Tierra de Hombres. B. W. Es una Fundación que también hace una labor extraordinaria. Traen a muchos niños enfermos, que no tienen medios para pagar una operación y les ayudan. A veces, son niños en acogida, pero después vuelven a su entorno, no se les desvincula de su origen.

  • C. ¿Qué es el Proyecto Gloria? B. W. Es un programa maravilloso. Yo la conocí en un evento que presenté y me tocó hacer una semblanza de cada uno de los premiados. Le gustó cómo la presenté y conectamos. Gloria coge a gente de la calle, los mete en su casa, les saca de las drogas, les busca trabajo… Es una mujer absolutamente entregada a los demás.

  • C. Con Isabel Gemio también ha colaborado en su Fundación, incluso ha donado algún cuadro para subastar… Y hasta la he visto en canoa, descendiendo el río Sella, para recaudar fondos para curar en España niños de Gaza. B. W. No tiene mérito. Hay mucha gente anónima que hace muchas más cosas. Es verdad que, como personaje público, si tienes un poquito de vena solidaria y altruista y no te miras solamente el ombligo, hay una necesidad inherente de hacer algo por el mundo que te rodea. Para mí es algo vitalmente necesario. Yo de pequeña quería ser misionera, actriz o azafata. Fui azafata, soy actriz, solo me falta lo de misionera. (Risas) No hay que darle tanta importancia. Sí es cierto que, a veces, es necesario que sea público para prescribir y que la gente confíe en algunas ONG, pero al final, es puro egoísmo, porque te llena tanto, te sientes ¡tan bien! Te sientes genial, pero no superior, ¿eh?

Belinda junto a Ana García Lozano. / Alberto Bernárdez

  • C. Los mayores también le preocupan… B. W. En lugares como la India, Marruecos o las etnias gitanas tienen un respeto a los mayores que admiro profundamente.Aquí, a veces, por esta vida de presión y poco tiempo, nos olvidamos de venerar a nuestros mayores. No pensamos que lo seremos algún día si la vida nos da tiempo. Hay que practicar mucha paciencia porque las personas mayores tienen un ritmo distinto, pero hay que intentar ponerse en sus zapatos.

  • C. ¿Cree que la solidaridad viene de serie o se aprende? B. W. Creo, profundamente, que deberíamos fomentar un movimiento para que en los colegios existiera una asignatura llamada ‘solidaridad’. No sé con quién deberíamos hablar para que esto se empiece a fraguar y a construir. Sería maravilloso crear una sociedad en la que el otro importara. Podrías aprobar la asignatura realizando acciones solidarias, por ejemplo. Estoy segura de que si esto se enseñara desde pequeñitos, acabaríamos creando una sociedad menos enferma y mucho más humana. Hagámoslo. Empecemos a moverlo ya

  • C. Pero, ¿es ‘el cole’ el lugar donde se debe enseñar a ser solidario? B. W. No, en casa también, pero tiene que estar todo vinculado.

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