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Rod Stewart, el roquero que amaba a las rubias

Le ha costado tres años, pero por fin ha vendido su mansión en el campo. Si las paredes de esa casa hablaran, la de escándalos que podrían contar…

A sus 74 años, Rod Stewrt ya no es el que era. / gtres

carlos gonzález

Empezó pidiendo casi nueve millones de euros y se ha conformado con cinco y medio. No está mal. Sobre todo porque han pasado tres años desde que puso la propiedad en venta y el Brexit ha complicado las cosas. Penny Lancaster, la actual mujer de Rod Stewart , así lo dijo: "Nos ha afectado el Brexit. No podemos vender nuestra vieja casa en Essex a pesar de su arquitectura única y sus profundas raíces históricas".

La mansión es impresionante: seis dormitorios, un gran jardín, pista de tenis y hasta el recuerdo de Winston Churchill, que pasó allí parte de la II Guerra Mundial para huir de los bombardeos en Londres.

Pero que nadie se asuste, al viejo roquero se le calcula una fortuna de más de 200 millones de euros y si ha vendido la casa, es porque tiene otra en la misma zona con garaje para 20 coches y una piscina olímpica.

Lástima que su vida sexual, a los 74 años, ya no sea lo mismo. Reconoció a The Mail on Sunday: "Amo el sexo con mi mujer, pero amo también solo abrazarla antes de dormir. Es muy tierno".

Nada que ver con su juventud salvaje de conquistador. Con preferencia por las modelos rubias, como sus tres mujeres: Alana Stewart, Rachel Hunter y Penny Lancaster. Con cada una de ellas tuvo dos hijos. O Kelly Emberg, con la que no llegó a casarse pero sí tuvo una hija: Ruby Stewart, que siguió profesionalmente l os pasos de su madre.

Lo malo era cuando llegaba el fin de la relación y no daba la talla, según él ha contado: "Pueden acusarme de cobarde, y con razón. No estoy orgulloso de eso. No tenía suficientes pelotas. No quería enfrentamientos".

Otra de sus ex, la actriz también rubia Britt Ekland, contó de él: "Le dije que si me era infiel, se acabaría la relación y eso fue lo que pasó. No pudo evitarlo. Era como un niño en una tienda de chucherías".

La historia de su primera hija es más dura: a los 17 años dejó embarazada a su novia, una estudiante llamada Susannah Boffey. Nació una niña, Sarah, la dieron en adopción y ambos, padre e hija, tardaron más de 40 años en encontrarse y reconciliarse. Sarah, mientras, tuvo problemas con el alcohol y las drogas. "No sé por qué aún estoy viva", declaró el año pasado.

Un tipo de problemas que el padre no ha conocido: " Nunca he sido un adicto. Nunca he tenido que ingresar en un centro de desintoxicación", aseguró el cantante en sus memorias, donde sí reconocía su consumo de drogas y alcohol en el pasado. Aunque lo más sorprendente no era eso, sino esta otra frase: "Dicen que he estado con miles de chicas, pero no es cierto. Probablemente he estado con 50 o 60". Resulta difícil creerlo.

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