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La conocimos como una señora rara, pero muy rara, rarísima, con bigote y barba, que ganó el Festival de Eurovisión en el año 2014. Entonces se llamaba Conchita Wurst, nacida en Colombia, cerca de la ciudad de Bogotá.
Un fenómeno del momento, un triunfo casual, producto con poco recorrido como consecuencia de cierta falta de talento. Ahora Conchita es un recuerdo, una anécdota, porque detrás estaba un tal Tom Neuwirth, austríaco de nacimiento, que ya anunció que a Conchita tenía que matarla.
La liquidó un barbero con una navaja y ahora, con absoluta tranquilidad, lanza disco con un look masculino...y tan feliz.
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