El relato de Emilia Clarke hace unas semanas, revelando que había sufrido dos aneurismas cerebrales durante el rodaje de 'Juego de Tronos', conmocionó al mundo. Sobre todo, porque contaba cómo decidió no dejar de trabajar, algo que muchos vieron como una irresponsabilidad.
La actriz se sentaba este fin de semana en el espacio 'CBS Sunday Morning' y ofrecía más detalles de ese problema médico tan delicado que le podía haber dejado secuelas fatales. Emilia explicó cómo sufrió una hemorragia cerebral de la que fue intervenida y regresó al rodaje. Dos años más tarde, sufrió otro problema cerebrovascular idéntico, pero con peores consecuencias.
"En el segundo aneurisma hubo un poco de mi cerebro que se murió. Si una parte de tu cerebro no recibe sangre, simplemente deja de funcionar. Es como un cortocircuito. Yo tenía eso y no sabían lo que era", relató, añadiendo que, tras esta segundo cirugía, era mucho más complicado mantenerse optimista.
Lo que peor llevó Clarke fueron los días posteriores a esa segunda cirugía, por el miedo a haber perdido facultades y no poder volver a dedicarse a la interpretación nunca más. "Esa fue una profunda paranoia, también tras la primera operación. Pensaba: '¿Qué pasa si se ha producido un cortocircuito en mi cerebro y ya no puedo actuar?'. Literalmente, ha sido mi razón para vivir durante mucho tiempo", relataba.
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20 de enero-18 de febrero
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