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Cuando Rihanna vio su debut en la serie 'Bates Motel', allá por 2017, tuvo una reacción sorprendente. La cantante que ha vendido más de 250 millones de discos —Madonna es la única mujer que supera esta cifra— contó en Instagram: "Esto es muy raro, oh, Dios mío. No puedo oír mi voz. ¡Es asqueroso!".
Suponemos que ya habrá superado la vergüenza. Más que nada porque ha repetido como actriz y ha estrenado Guava Island, un musical en el que para chasco de sus fanes ella no canta.
Y mientras llega su nuevo disco, sin fecha aún de lanzamiento, pero anunciado para 2019, ella sigue ampliando Fenty, su firma de cosméticos. El pasado mes de marzo registro el nombre para una línea de cuidado de la piel. Un asunto en el que sin duda es una experta, ya que según publicó la revista Look en 2014, la cantante gasta 30.000 euros semanales en temas estéticos y viaja siempre con un peluquero al que paga 1.500 euros diarios.
Aunque esta faceta como empresaria tampoco está exenta de polémicas. La última ha sido por un producto al que iba a llamar Geisha Chic y por culpa del cual fue acusada de racismo y de glamurizar la explotación de las mujeres orientales. ¿Solución? Un cambio de nombre a toda prisa y asunto zanjado.
Otras veces la metedura de pata fue más difícil de arreglar. O directamente imposible. Como su canción venganza contra el contable que en 2009 estuvo a punto de arruinarla y la dejó con ‘solo’ dos millones de dólares. El tema se llamaba 'Bitch Better Have My Money', —que podríamos traducir como: ‘Perra, mejor que tengas mi dinero’— y en el videoclip, ultraviolento y codirigido por la cantante, ella y unas amigas secuestraban y torturaban al administrador de su fortuna y a su esposa. ¿Qué pintaba la mujer en esto y, sobre todo, por qué se mostraba tan cruel con ella? Las acusaciones de misoginia inundaron las redes.
Algo similar ocurrió con otras canciones, como Love the way you lie, un dueto con Eminen, en el que ella cantaba: "Me gusta la forma en que duele". El videoclip, protagonizado por Megan Fox, retrataba una relación tóxica en la que los malos tratos y las bofetadas se alternaban con apasionados besos. Recordemos que Rihanna, un año antes, había tenido que suspender su actuación en los Grammy por la paliza que recibió de Chris Brown, su entonces pareja, y que las fotos de su rostro magullado acabaron filtrándose a los medios.
Y cómo olvidar la marihuana y su mediática relación con esta droga. En 2012, se inspiró en ella para su disfraz de Halloween y ha colgado tantas fotos fumándola en Instagram, que todo el mundo se creyó el bulo de que iba a sacar su propia marca de cannabis y que iba a llamarla MaRihanna.
"Adopté la actitud de chica mala, me rebelé e hice todo de la forma que quería. No escuché ni consulté a nadie. Me reinventé a mí misma", dijo con solo 19 años cuando acababa de convertirse en una superestrella. Ahora, a los 31, nada parece haber cambiado.
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