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Hay pocos deportistas en el mundo que sean capaces de despertar tanta expectación como David Beckham. Su caso es paradigmático, porque incluso retirado, su fama va en aumento siguiendo una progresión casi geométrica. L o dejó claro hace unos días durante una visita tan breve como intensa a la capital española en la que volvió a demostrar por qué él y su mujer son los invitados perfectos y también un valor seguro para las marcas.
Y para eso solo le hicieron falta seis horas. Beckham llegó sobre las 18.00 horas a Madrid y dos horas después se dejaba fotografiar por los medios en el 'photocall' instalado en el hotel VP de Plaza España. Su objetivo era presentar la nueva colección de relojes de Tudor, de la que es embajador y dejar el nombre de la firma suiza y el pabellón bien altos.
Y parece que lo logró. Para empezar porque, en un hecho sin precedentes entre las 'celebrities' y haciendo honor a la fama de los británicos, no solo no llegó ni un minuto tarde a su cita con las cámaras, sino que apareció diez minutos antes de lo previsto. El detalle lo agradecieron sobremanera los fotógrafos, acostumbrados a recorrer la ciudad a la carrera de acto en acto y a pasar horas y horas a pie firme. Aunque no agradecieron tanto que pasara como una exhalación y no dijera ni media palabra. Dos minutos exactos duró su intervención ante los medios y consistió en posar, sonreír y, haciendo un exceso, tirar un beso. Ni una sola declaración. Menos mal que en la fiesta posterior el futbolista se mostró más locuaz.
Allí habló de su colaboración con Tudor, con la que lleva dos años como embajador y se proyectó un vídeo de su experiencia buceando en apnea con el campeón del mundo de este deporte extremo, Morgan Bourc’his. "Bucear en apnea fue muy interesante. Es algo que no había hecho nunca, y que quería probar. Desde luego no soy bueno en ello, pero disfruté el proceso y hacer algo que es diferente y que supone un reto es importante para mí", comentaba micrófono en mano ante los invitados.
Por supuesto, también tuvo tiempo para hacer referencia a lo que supone para él regresar a nuestro país. "Es fantástico estar de vuelta en Madrid", decía durante la fiesta. "Pasé cuatro años increíbles aquí. Así que volver es especial para mí. Ver a la gente, el club...". Y cuando le preguntaron si extrañaba la vida aquí, respondía: "Sí, echo de menos España. Cuando dejé Madrid estaba bastante triste. Tener la posibilidad de pasar cuatro años increíbles en esta gran ciudad, jugando para el mejor equipo, fue algo muy especial para mí", comentaba haciendo referencia a su etapa en el Real Madrid. Porque los Beckham pasaron cuatro temporadas en España, a donde llegaron en 2003.
Eso hizo que Cruz, el tercero de los cuatro hijos que tiene con Victoria Beckham, naciera en la clínica Ruber Internacional de la capital, el 20 de febrero de 2005. "Fue especial no solo para mí, también para toda mi familia, porque uno de mis hijos nació aquí, así que tenemos muchos recuerdos fantásticos", comentaba el futbolista durante su intervención.
Era quizá su forma de seguir echando tierra sobre el rumor que corrió durante mucho tiempo y que enturbió su paso por Madrid: que a su mujer, Victoria, le gustaba tan poco España que hasta había dicho en una ocasión que olía a ajo. El desmentido lleva años circulando pero los Beckham cada vez que tienen ocasión hacen hincapié en que disfrutan cuando vienen. Sea como fuere, la familia al completo abandonó España en 2007. Lo hicieron para poner rumbo a Los Ángeles y más tarde regresar a Europa, siempre siguiendo los pasos del deportista.
Finalmente, en mayo de 2013, David Beckham se retiró del fútbol tras jugar su último partido con el Paris Saint Germain y comenzó una nueva era, la del mito Beckham. Porque David se retiró del fútbol, pero no de los negocios: 'Forbes' le sitúa en la lista de los diez deportistas retirados con más ingresos del mundo y el diario británico 'The Mirror' le estima al futbolista y la diseñadora una fortuna cercana a los 900 millones de euros.
Ellos, que no hablan de dinero, siguen con su imparable ascenso hacia los altares del reconocimiento a nivel planetario. Mientras, aprovechan su fama para seguir engrosando su ingresos a un ritmo de vértigo, al menos según 'The Sun', que publicaba hace unos meses que solo David factura la friolera de 40.000 euros al día gracias a derechos de imagen y acuerdos publicitarios con grandes marcas que ven en él un garante de éxito.
Una idea de que Beckham sea sinónimo de éxito de imagen no dista mucho de la realidad, al menos no lo hizo durante su paso por Madrid. Quienes trabajaron con él destacaron su amabilidad y una profesionalidad que quedó patente cuando aguantó, estoicamente y con una sonrisa, sacarse una foto con más de una treintena de invitados que hicieron hasta cola para lograrlo. Una imagen insólita que, sin embargo, cumplió su propósito: que no hubiera tumultos y que todos los invitados se fueran encantados de la fiesta.
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