Deportividad femenina

Un estadio como el de Los Cármenes de Granada y dos equipos entregados por un preciado galardón. Ni mas ni menos que la Copa de la Reina. Las emisoras de radio retransmitiendo el partido y entre los comentaristas también mujeres. El fútbol llega al público y las féminas se abren camino en un mundo acotado hasta ahora solo a ellos tanto en el campo como en las gradas y más allá, en el pensamiento colectivo en general. Qué alegría comprobar el respeto y admiración por parte del mundo futbolístico y el cariño del público. Qué placer ver cómo compiten entre ellas y cómo aceptan la derrota o el triunfo con toda la deportividad.

Mª Asun, la tercera portera titular de la selección española de fútbol femenino, se alzaba con el reconocimiento del equipo contrario, en el que milita la primera portera. Pero ellas saben que hay un partido más importante que este y se llama deporte en igualdad. Mucho han luchado estas chicas para que se reconozca su lugar en eso que llaman el Deporte Rey, que ahora también tienen corona ellas, las reinas. En este caso además en un club, la Real Sociedad, que hace honor a ese título. Más real y valioso, más auténtico y verdadero que nunca. Para recibir de manos de Doña Letizia, una copa que representa mucho para todas. No eran especialmente las favoritas porque el Atlético de Madrid ha llegado con algo de ventaja, después de ganar la Liga, pero las Txuri-Urdin superaron esos noventa minutos hasta coronarse ganadoras.

Quizá los comentarios técnicos en este caso importan menos que el hecho de que una cadena generalista lo retransmita en directo con un alto nivel de ‘share’ o que los estadios se llenen de público como paso en el Wanda Metropolitano hace no tanto, con más de 60 mil espectadores en las gradas, récord mundial.

Una emoción me recorre el cuerpo cual cosquilleo y me doy cuenta de cuántas cosas hemos dado por sentadas sin siquiera cuestionarlas. Hasta donde ha llegado lo aprendido durante siglos para que ahora algo tan obvio sea noticia y merecedor de esta reflexión.

" Las cosas están cambiando", dicen. Siento que a pasos agigantados y quizá solo comparables a lo que lograron las mujeres sufragistas a principios del siglo IXX en Estados Unidos. (Aunque había ya territorios en los que estaba aceptado por ley). Pero volviendo a ellas, las reinas, las que dan normalidad a su vida como mujeres y como deportistas, nos dan la mejor lección. Y cómo no, siempre recalco el papel de sus —nuestros— compañeros en esta andadura. Amigos, padres, hermanos, compañeros, entrenadores, 'sponsors' hombres... vamos de la mano para avanzar con el objetivo de crear un entorno de disfrute común. Donde no se pide perdón ni permiso, sino que se habla de igual a igual. Se juega de igual a igual y se celebra de manera conjunta.

Las situación económica de los clubes femeninos y por ende de sus jugadoras aún tiene una asignatura pendiente y eso pasa por que las instituciones y empresas como las cadenas de televisión o líneas aéreas por ejemplo, sigan apoyando con ganas el deporte femenino, que además es —porque así se ha demostrado— rentable, interesante y necesario.

Digo necesario porque si me enfoco en otros aspectos de la realidad femenina, hay episodios que nos dan otro tipo de emoción. Una que contrae y nos llena de rabia. Sucede simultáneamente y copa titulares tristes. Todo es real, una mala pesadilla que tampoco olvidamos.

Ahora algunas jugadoras de ambos equipos están ya a punto de concentrarse para jugar en julio el Mundial de Fútbol en Francia. Es la segunda vez que ocurre en nuestra historia y las que en su momento tuvieron que dejar la selección por sus carreras universitarias, ven como las más jóvenes consiguen profesionalizar un deporte que avanza con pequeños toques hacia la portería.

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