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Gema Hassen-Bey: "Sufrir también es parte de la vida"

La deportista de élite nos hable de su próximo reto con el que espera ayudar a muchas personas.

Gema Hassen-Bey durante la entrevista. / Alberto Bernárdez

Ana García Lozano
Ana García Lozano

"Si te mueves tú, el mundo se mueve contigo". Ese es el lema de vida de Gema Hassen-Bey, una mujer fuerte, deportista de élite, pionera de la esgrima paralímpica y gran comunicadora.

Aunque prefiero que sea ella quien se defina: "Yo diría que soy una guerrera del siglo XXI, con espada, que lucha por sus sueños y un poco aventurera".

  • Corazón Y, como siempre hay un reto que alcanzar, actualmente está centrada en subir a la cima del Kilimanjaro, en silla de ruedas y con su propio esfuerzo… Gema Hassen-Bey Es un reto inspiracional y un cambio en mi vida. Tras los cinco juegos, las medallas en esgrima y mi carrera en televisión... Es un proyecto deportivo y un hito histórico, pero lo que me interesa es hablar del camino, no de la cima, y ante todo, de los prototipos que vamos desarrollando para facilitar la movilidad en montaña, porque ahora, si vamos a la montaña nosotras, con esta silla, tú subes y me lo cuentas, porque yo lo tendría complicado.

  • C. Cuéntenos cómo surge esta iniciativa, que le convertirá, creo, en la primera mujer en hacerlo… G. H. No solo la primera mujer, la primera persona. Todo surge en la cama de un hospital. Después de hacer el resumen informativo de los Juegos de Londres, descubren que tengo una quemadura de segundo grado, me tienen que hacer un injerto, paro y, como sabes, en esto de la comunicación, o estás y tienes continuidad, o vuelves a cero. Estando ingresada, vinieron a verme unos amigos. Uno de ellos acababa de subir el Kilimanjaro y me dijo: "¿Qué vas a hacer si no sabes estar quieta?. Podríamos subir juntos. Sería una gran experiencia".

  • C. ¿Cómo le sonó? G. H. Pensé: ¿A mí qué se me ha perdido allí?. Pero terminé preguntando: Si voy, ¿tenéis claro que no me vais a llevar, que tengo que subir con mi propio esfuerzo? Por cierto, ¿sabéis si lo ha subido alguien en silla? Se miraron y empezaron a querer quitármelo de la cabeza… Carlota Castrejana, amiga olímpica y Sebastián Cebrián, que era quien acababa de volver del Kilimanjaro, me dijeron: "Pero, ¿cómo vas a pasar la selva, la montaña, el frío, la altitud… Olvídalo". Seguí preguntando: Pero, ¿ha subido alguien? Buscaron y vieron que un americano lo intentó, pero en la parte más elevada del volcán tuvieron que ayudarle, aunque a mí me parece un esfuerzo enorme. Seguí indagando: ¿y alguna mujer? Me contestaron: "No, es un reto muy grande para una mujer". Ahí fue cuando dije: Ya me interesa (Risas). Pero, sobre todo, porque después de los 5 Juegos iba sintiendo que mi discurso de lo que significa para mí el deporte, se alejaba de lo que los deportistas estábamos transmitiendo.

  • C. ¿A qué se refiere? G. H. A que siempre hablamos del éxito, de la medalla. Cuando tienes un accidente, te colocan un cartel que dice que eres minusválida y eso pesa. Entonces, empiezas a hacer deporte, desarrollas tu vida, consigues medallas… Luego nos empiezan a llamar superhuman en los Juegos de Londres. Realmente, yo no me siento ni lo uno ni lo otro, soy las dos cosas: un día soy la mejor porque gestiono muy bien un momento puntual de la competición y otro día soy la peor, porque en las mismas circunstancias lo gestiono mal. Por eso, creo que la palabra éxito, para mí, es la vida, el camino y lo que vas acumulando, lo que te va pasando. Cuando tengo la medalla venís, me hacéis las fotos, las entrevistas… Cuando no tengo la medalla, soy la misma y a lo mejor es más interesante el camino que me ha llevado hasta ella, aunque no la haya conseguido. Me quería desencorsetar de este mensaje y empezar a transmitir el mío y decir, si tengo miedo: "tengo miedo".

  • C. ¿Miedo a este reto? G. H. No, porque tengo un equipo con gente buena y especializada. Además, no llego allí con un desconocimiento completo. Al Teide he ido siete veces. Primero con la bici para la primera etapa, luego, al estrecharse el camino, la bici no servía, así que me fui a casa, rompí la silla de ruedas, me quedé con el eje, lo único que valía, y a partir de ahí ideamos un prototipo para subir pendientes de un 60% de desnivel… Fue la primera silla de escalada del mundo y yo tuve que ir allí, probarla, romperla, caerme… Lo más importante no es que yo suba a la cumbre, sino que si yo puedo, todos podéis alcanzar vuestras cimas. He creado una plataforma colaborativa: diverscity.es, donde pueden ayudarme las empresas, personas e instituciones que quieran colaborar en este reto.

Debemos procurar ser felices cada minuto, porque no sabemos cuánto va a durar esta aventura"

  • C. Entre ellas Ford, embajadora del programa Ford Adapta… G. H. Ford entró en Tenerife para ayudarnos con la flota. Cuando me subí al coche, con una técnica de escalada, porque está muy alta la Ranger, dije: "algún día tendré un coche así, que me lleve a la montaña, en el que yo pueda subir sola y conducir". Así creamos el primer coche adaptado de montaña. Ahora me escribe gente en silla que me dice: "Pero, ¿nosotros podemos subir a la montaña?". Se me pone una sonrisa enorme y les digo: "Sí, este es el primero, pero no será el último". Con el reto, cada vez estamos acercando más la montaña a la gente con problemas de movilidad. Esto cambia la vida a muchas personas. Ya no hay en juego una medalla, sino que todo sirve para otros.

  • C. Por eso es un reto solidario… G. H. Sí, porque he dejado de hacer deporte para conseguir medallas y lucirlas en una vitrina. Lo que quiero ahora es seguir haciendo deporte, pero con la finalidad de ayudar. Actualmente, tengo un reto enorme: el frío. Nos podemos encontrar nieve y tengo que resolver cómo subo, porque bajar se ha resuelto con el esquí adaptado. Por otro lado, al no mover las piernas, puedo estar acalorada de cintura para arriba, pero mi cuerpo se puede estar congelando, por eso estoy desarrollando un pantalón inteligente, que me ayude a autorregular la temperatura. Lo bonito del reto es que ese legado va a quedar ahí para ayudar a muchas personas.

  • C. No la frena ni la enfermedad… Le diagnosticaron un cáncer de mama que, afortunadamente, ha superado, pero su respuesta a la oncóloga, cuando le comunicó el diagnóstico fue que no le venía bien operarse en ese momento… G. H. Esos son los obstáculos que tienes que ir superando, cuando tienes un objetivo. Pasaron dos cosas, por un lado me robaron la bici y con ello desaparecía el reto. Afortunadamente la recuperé. Por otro, me diagnosticaron cáncer de mama y, efectivamente, lo primero que dije fue: vale, pero ¿puedo ir al Kilimanjaro? Lo cogieron a tiempo y a los dos meses y medio me dieron el alta. Dijeron que se daban varios factores favorables en mi recuperación: ejercicio, alimentación, contacto con la naturaleza y mi cabeza, porque lo había enfocado una manera práctica. Tenemos un tiempo y debemos procurar ser felices cada minuto, porque no sabemos cuánto va a durar esta aventura. Debemos dedicar nuestro tiempo a lo que nos llena, aunque sea complicado. Cuanto más cuesta, más se valora. Sufrir también es parte de la vida.

Gema junto a Ana García Lozano. / Alberto bernárdez

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