Cuando fui a ver ‘Los hermanos Sisters’ lo hice con pereza. Y durante la proyección pensaba en el coñazo de una película de hombres. Solo salían tíos. Encima había leído cosas sobre otro tipo de masculinidad e iba convencida de que a mí la única masculinidad que me interesa en un ‘western’ es la de John Wayne en ‘Centauros del desierto’.
No sé si es para todas las estrellas que le dan los críticos, porque si le das las máximas, ¿qué le darías a una de Ford?, pero es cierto que es una grandísima película. Que nada es previsible. Que resulta conmovedora. Y que la masculinidad de John C. Reilly (que se empeñó en hacer la película tras leer la novela convenciendo a Jack Audiard) es adorable.
Que su escena aprendiendo a lavarse los dientes es inolvidable. Que la civilización y la barbarie en 1850 durante la fiebre del oro se ajustan como algo nuevo y algo viejo a la vez en el ojo del espectador del siglo XXI. Que la mirada del francés Audiard hace de esta película algo grande. Y sales del cine feliz.
Hace unos años, Periférica recuperó ‘La polilla y la herrumbre’, de Mary Cholmondeley (1859-1925). Un libro diminuto, con una edición preciosa, con dos protagonistas extraordinarias. Ahora Nocturna edita la bastante autobiográfica ‘Un guiso de lentejas’, novela muy anterior. Y más larga. Con la que le llegó el éxito y la que le supuso la admiración en círculos literarios. Una de las novelas favoritas de Virginia Woolf. También le gustaba a Henry James.
Otra vez las protagonistas son dos mujeres. Una escritora y la otra, una joven heredera, que luchan contra el provincianismo del campo y contra el esnobismo londinense. Cholmondeley consagró su vida a la escritura y al cuidado de familiares enfermos. Aunque, tras la muerte de su padre, se fue a vivir a Londres con su hermana y acabaría trabajando en un hospital durante la guerra. Se adelantó al movimiento New Woman, un ideal de emancipación surgido a finales del XIX.
La miniserie ‘Chernobyl’ es buena de verdad. Para qué andarse con rodeos. En España la emite HBO (es una coproducción con Sky de Reino Unido) y cada capítulo, llevamos tres de cinco, sobrecoge. Y gracias a que vamos uno a uno porque la densidad de la información recibida hay que digerirla.
Pero no se asusten, eso no significa que sea aburrida u oscura más allá de la oscuridad del tema y de los patanes políticos que se enfrentaron al principio a la explosión. E scrita por Craig Mazin, dramatiza lo que pasó en el desastre nuclear de la central ucraniana en 1986. Una de las mayores catástrofes medioambientales de la historia. Y pudo ser peor y llegar a casi toda Europa.
Pero hubo hombres y mujeres que se sacrificaron para evitar que fuera a más. Cuenta cómo y por qué ocurrió. Es realista, apocalíptica y heroica. Y con personajes enormes interpretados por los enormes actores: Emily Watson y Jared Harris, que siempre parece más viejo de lo que su padre (Richard Harris) ha sido nunca.
Entre los relatos de Roland Topor está el de un tiarrón que de repente tiene pecho. Unos senos formidables. Siempre será mejor que convertirse en cucaracha. En otro, un dentista atiende al conde Drácula. En otro, la Gran Orquesta Gastronómica de París interpreta su ‘Sinfonía para biscotes, platos en salsa y huesos con tuétano’.
También están las eficaces curas de dolor del doctor Boum. 52 relatos con los que la editorial Pepitas de Calabaza inaugura su Biblioteca Topor. Roland Topor (1938-1997) es uno de los genios imaginativos del siglo XX. Escritura, cine, dibujo, pintura, teatro, televisión…
En 1962, con Jodorowsky y Arrabal, fue uno de los fundadores del movimiento Pánico. Polanski adaptó al cine su novela ‘El quimérico inquilino’ y él mismo ganó el Premio Especial del Jurado en Cannes por la película de animación ‘El planeta salvaje’, hecha con René Laloux. ‘El par de senos más bellos del mundo’ son 240 páginas llenas de humor loco y cruel. Irreverente e hilarante.
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20 de enero-18 de febrero
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