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Contando los días y las horas es como está la Infanta Cristina y su familia desde que Iñaki Urdangarin entró en la prisión de mujeres de Brieva (Ávila) tras la sentencia que le condenó a cinco años y 10 meses por delitos de corrupción en el llamado caso Nóos. El marido de la Infanta ya ha cumplido parte de su pena —hizo un año el pasado 18 de junio—, pero no ha conseguido hasta la fecha que la junta penitenciaria le califique como preso en tercer grado. Y es que, lo normal es que ese trato no se obtenga hasta haber pasado, al menos, una cuarta parte de la condena. De ahí que se haya especulado que sería el próximo diciembre cuando el cuñado del Rey Felipe podría empezar a disfrutar de los beneficios de un tercer grado que le permitiría pernoctar fuera de la cárcel varios días a la semana y tener un contacto continuo con su familia.
Estos días se ha publicado en algún medio que doña Cristina habría sufrido un ataque de ansiedad tras el último vis a vis con su marido. Según fuentes cercanas a la Infanta, lo cierto es que en los últimos meses la hija de los Reyes Eméritos se encuentra más adaptada a la situación que viven y así lo ha manifestado a su entorno más cercano. "Las primeras entrevistas en la cárcel fueron tremendas. Iñaki estaba muy afectado y sensibilizado con todo, y la Infanta regresaba a casa destrozada tras esos encuentros. Hoy lo lleva mejor. Cuentan los días para que la Junta pueda darle el deseado tercer grado y de ahí que ahora estén en la cuenta atrás, que es mucho más alegre y esperanzadora que la agonía de no saber en qué iba a quedar la sentencia judicial", afirman.
También, para tranquilidad de los familiares de Iñaki, ha accedido a ocupar su tiempo libre, que es abundante, no solo con estar en forma físicamente, gracias a sus entrenamientos en el gimnasio y patio, sino a su decisión de matricularse en un máster de Psicología del Coaching que estudia en la UNED y que ha logrado que tenga su mente ocupada la mayor parte del tiempo. Aislado y sin compañeros de cárcel con los que echar una partida de mus o jugar al fútbol, Iñaki está sufriendo una doble condena con este aislamiento que, aparentemente, es voluntario y que hay quien asegura que fue por recomendación de la familia de doña Cristina para evitar la cercanía de otros presos que podrían ser indiscretos y crear problemas en el futuro.
En cuanto a los planes de la Infanta Cristina para las próximas fechas, esos mismos amigos aseguran que no tiene ningunas ganas de pasar unos días con sus hijos en Mallorca dado que aún se lamenta de lo que considera muy pocos apoyos, y sobre todo tras tener que renunciar al título de Duquesa de Palma de Mallorca. Es más probable que, como ha hecho los últimos veranos, viaje con su familia política a la localidad Vasco francesa de Bidart, donde suelen gozar de más intimidad, algo que preocupa especialmente por la libertad de sus dos hijos, Juan y Pablo, ya mayores de edad y por tanto más accesibles a los 'paparazzi' que querrán saber cómo pasan esas fechas y cómo soportan la ausencia de su padre. El mismo que hoy se concentra en unos estudios de coaching que le servirán en primera persona para aguantar el tiempo que aún le queda entre rejas, sin más compañía que sus libros y su bicicleta, puesto que no tiene permiso para tener un ordenador con Internet, y de ahí que las consultas de su máster solo las pueda hacer a través de los libros y sin recurrir al socorrido Google.
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