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A pocas semanas para que 'Supervivientes 2019' finalice, los concursantes están más sensibles y emocionados que nunca. Es por ello, que han decido realizar una terapia en grupo con la idea de recargar fuerzas y desahogarse.
Fabio Colloricchio era el primero en abrirse, hablando de las dudas que tiene sobre su relación con Violeta Mangriñan, exconcursante. Fabio se mostraba la mar de preocupado, cosa que desde plató tampoco pareció agradar a la joven.
Por otro lado, Mónica Hoyos gritaba a los cuatro vientos sus méritos dentro de la isla. Mientras tanto, el resto de compañeros la arropaban con aplausos y gritos de apoyo.
Omar Montes decía: "Por fin puedo decir que si me soltaran en una isla desierta no me moriría de hambre", haciendo reírse a carcajada limpia a sus compañeros.
Sin embargo, el turno de Albert Álvarez fue, sin ninguna duda, el más emotivo y difícil.
"Necesito saber que mi familia está orgullosa de mí", decía el joven extronista. Comentario al que Mónica contestaba: "Lo están, desde el primer momento, lo están".
El superviviente aseguraba que la isla le había aportado muchas más cosas de las que aparentemente se podrían creer, y es que considera que este 'reality' le ha dado la oportunidad de conocerse así mismo.
"A los 16 años yo no iba por buen camino", dijo entre lágrimas. Sus compañeros, al ver y escuchar estas palabras, no pudieron evitar abrazarle y aplaudirle tratando de consolarle y de demostrarle lo orgullosos que están de él.
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