Andrea Molina en un 'photocall' hace unos días. /
Parecía que tener unos apellidos famosos era un seguro para los descendientes que decidían seguir los pasos que sus progenitores. Pero, al menos en el mundo de la interpretación y de la canción, ya no lo es. Esta semana Andrea Molina, de 27 años, hija de Micky Molina y Lydia Bosch, aprovechaba su paso por el ‘photocall’ de un concierto para pedir una oportunidad en el mundo de la interpretación.
Quiere seguir los pasos de su familia y claro, con esos apellidos parecía no tener ningún problema a la hora de enfrentarse a un cásting... hasta que se ha sincerado. “Solo pido una oportunidad, que confíen en mí. Llevo con orgullo los apellidos que tengo”. A la vez que se mostraba un poco desubicada en los castings: “A veces dicen que quieren gente conocida y me descartan, y otras veces caras nuevas y me descartan porque soy conocida”.
De momento, se conforma con seguir soñando en que algún día llegará su momento. Y mientras, vemos cómo, por ejemplo, Dakota, por estar unos meses en una isla ha conseguido hasta un cameo en la próxima película de ‘Torrente’. U otras sagas, como la de las Campos, ya han colocado a su pequeña Alejandra en el ‘show business’.
Antes era un acontecimiento ver a nuestro actor favorito en un programa de la tele y ahora parece que cuanto más salgas en la pequeña pantalla, más papeletas tienes para ser actor. Esa popularidad arrastra al espectador a querer ver la serie.
Pero no nos equivoquemos, porque los grandes actores han hecho escuela y muchos no han sido laureados ni reconocidos hasta su madurez. Por lo que, a Andrea, que de momento ha elegido el camino lento pero seguro, le toca esperar. El otro camino es más rápido pero también efímero. Igual debería llamar a Paquita Salas para que la represente. Últimamente lo que toca lo trasforma en oro y es más purista, no tan comercial.
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