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Antes, el 15 de agosto había pocas cosas que hacer en una ciudad sin mar. Eso se ha acabado. Este año es el 15 de agosto cuando se estrena la última película de Quentin Tarantino: ‘Érase una vez en Hollywood’. Transcurre en 1969 y cuenta la historia de un actor en horas bajas horas interpretado por Leonardo DiCaprio y su mejor amigo y también doble en las escenas de acción, al que da vida Brad Pitt. Además, Margot Robbie es Sharon Tate.
A Álex de la Iglesia le parece buenísima. "Solo Scorsese le puede mirar a la cara. Su mejor película desde ‘Pulp Fiction’". Cree que es la que le lleva rondando en la cabeza desde hace décadas. Tarantino ha recomendado ver algunas películas del 69, como ‘Easy Ryder’, ‘Flor de cactus’, ‘Bob, Carol, Ted y Alice’, ‘La mansión de los siete placeres’ o ‘Estudio de modelos’. Se aprecia igual sin las referencias, pero se disfruta menos.
Ya está aquí la séptima y última temporada de ‘Orange is the new black’ (aquí es Movistar +). Los últimos 13 capítulos de la segunda serie potente salida de la mente de Jenji Kohan, que antes había hecho ‘Weeds’. Han pasado seis años desde que Piper Chapman (Taylor Schilling) entrara en la cárcel por haber ayudado a su novia Alex (Laura Prepon) a pasar dinero del narcotráfico. En la última temporada, Piper está fuera y Alex sigue dentro.
Al principio, la serie se parecía a las memorias de Piper Kerman. El libro se acabó y las presas continuaban en Litchfield. Kohan ideó una revuelta para la quinta y a las reclusas se las mandó en la sexta temporada a una cárcel de máxima seguridad. Porque todo puede ser siempre peor. Incluso la libertad, por la dificultad de adaptarse cuando te sacan de tu horrible mundo. La ficción se ha agotado muy poco. Han conseguido que en esa reclusión (aunque también había imágenes de fuera) hubiera de todo. Drama y comedia. Burradas y cotidianeidad. Personajes inolvidables (Suzanne, Ojos locos o Red) y ganas de que acabe bien.
A la escritora neoyorquina A.M. Homes le propuso la editora de ‘National Geographic’ ir a cualquier sitio y escribir. Lo más exótico le pareció visitar Los Ángeles y de ahí le salió un estupendo libro, aunque hablara del Chateau Marmont y no de Shangri-La. Erika Fatland, antropóloga social noruega nacida en 1983, es más valiente. Su último libro, ‘Sovietistán. Un viaje por la repúblicas de Asia Central’ (Tusquets), es un diario de viaje a través de Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Turkmenistan y Uzbekistan.
Lo publicó hace cinco años y ahora llega a España traducido por Carmen Freixenet. El recorrido por estos países que oímos en los telediarios y nos suenan mitad Chiquiquistán mitad Borat es cultural y geográfico, insólito e histórico, pintoresco y real. Cuando se hacen guías de lugares donde las mujeres pueden viajar solas, no aparece ninguno de estos. La hermética Turkmenistán está cubierta con la imagen de sus dos dictadores (uno muerto en 2006). Nada que envidiar a Corea del Norte. Yo también me habría ido a Los Ángeles. Pero por suerte hay quien va a estos sitios y lo cuenta.
Algo le ha pasado a Peach. Hay sangre en sus piernas y lleva el olor de su atacante en su piel. Le duele al andar. Llega a su casa y sus padres no le hacen ni caso. Al día siguiente trata de hacer la vida de siempre, quedar con su novio, Green. Pero el trauma vuelve y se repite en su cabeza. Emma Glass ha escrito una increíble primera novela. ‘Peach’ (Sexto Piso) quizá no es apta para todos los estómagos. Un libro diferente, prosa poética para una violación. Metáforas y realismo. Los efectos posteriores de un brutal ataque sexual. Un texto muy oscuro pero a la vez hipnótico. Hay sangre, canibalismo, asesinato, violencia contra los animales, salud mental, suicidio... Del terror emana valentía. La violencia, qué hacer para superarla, la redención.
- Una más sobre la llegada a la Luna