Si todo el mundo pusiera la misma pasión que la actriz deja en cada papel que interpreta, seguramente estaríamos ante un panorama mucho más intenso del que nos ofrecen a diario. Volcada en la obra que estrena esta temporada Cuidados intensivos donde comparte cartel con Blanca Oteyza y Paloma Montero, Ángeles Martín se ha pasado el verano metida en ensayos y haciendo precisamente lo que más le gusta en el mundo. A fin de cuentas, lo suyo es puro teatro.
Corazón Escuchar ese chorro de voz es siempre una fuente de recuerdos. Supongo que la reconocerán más por el oído que por la vista. Ángeles Martín Mi voz y la de Paca Gabaldón son de lo más potentes. Es verdad que muchas veces me paran por la calle cuando me escuchan. Piensa que desde mis 21 años estoy en esta profesión, primero como presentadora en TVE donde coincidí con Miriam Díaz Aroca, hasta mi paso al teatro español con 24 años. Trabajé mucho en la pequeña pantalla con Emilio Aragón en Vip noche y de ahí en la televisión catalana con diferentes concursos. De ahí que mi voz sea tan reconocible, porque me han escuchado cada tarde en el salón, y después de tantos años se que he calado en el espectador. Tuve mi época en series de televisión con grandes como Maria Luisa Merlo, entre otros, pero en mi cabeza siempre tenía la obsesión de hacer teatro. Confieso que muy niña, con apenas siete años, me montaba mi propio espectáculo ante los clientes del hotel que tenían mis padres. Mi idea fue estudiar arte dramático y era lo que repetía continuamente en casa. Para mis padres ese mundo tenía un tinte muy folclórico, más que nada por lo que se veía en esa época y de ahí que no les hiciera mucha gracia que su niña se fuera al mundo del espectáculo.
C. Seguramente ese miedo hoy lo tengan también muchos padres que ven cómo sus hijos quieren probar fortuna en ese mundo. A.M. Hoy la preocupación es sobre todo por la inestabilidad de esta profesión aunque, si somos sinceros, tu me dirás en estos momentos qué trabajo hay que te de cierta seguridad. Han desaparecido esos puestos fijos que duraban toda la vida hasta la jubilación.
C. ¿En qué momento dio el salto de las cortinas de su casa a modo telón, a las de verdad con su terciopelo y público en butacas? A.M Decidí apuntarme a la escuela de Arte Dramático sin que mis padres lo supieran. Por entonces yo trabajaba, algo que me inculcaron desde bien temprano, y colaboraba en el hostal que mis padres tenían en la calle Valverde de Madrid, con 40 habitaciones. Con ese dinero conseguí una matrícula de honor en interpretación. He trabajado como actriz y como empresaria teatral produciendo mis propios montajes, y es que o me lanzaba o me comía las esquinas cuando no sonaba el teléfono.
C. El eterno teléfono de los actores siempre es un teléfono silencioso… A.M Si no tienes responsabilidades en la vida con poco que consigas puedes salir hacia delante, pero cuando ya hay una familia que depende de ti es cuando surgen los miedos y una cuerda floja que se puede romper. No poder darles lo que necesitan te agobia mucho. A mí me pasó durante casi tres años muy duros donde lo pasé realmente mal. Y lo pasé junto a mi marido, a quien conocí cuando me ponía los micros en una obra de Franciso Nieva, en el tiempo que trasladaron el montaje al teatro de La Latina. De eso hace 16 años, y reconozco que mi corazón explotó con la mirada de ese hombre. Sin duda, es el gran amor de mi vida. Con él descubrí lo que es estar enamorada, algo que sigo estando, y con quien decidí adoptar a nuestras dos hijas, hoy dos adolescentes, con las que me llevo de maravilla.
C. Por lo que cuenta pasó de una vida profesional súper activa con trabajos tan celebrados como la serie 'Bety la fea' al parón más absoluto. A.M. Así fue. Compaginé mi labor de actriz con mi faceta como productora y me meto de lleno en el multitrabajo. Compartí trabajos con Nati Mistral o Fernando Delgado. Cuando llega el desastre de que nadie se acuerde de ti, solo puedes tirar de tus recursos como profesional y tener fe en una misma para no volverte loca. La mía es una carrera de obstáculos y eso que he tenido mucha fortuna. Esto pasa en la profesión en general. Opté por dar un paso adelante y me ha valido la pena. Luchar siempre es la mejor solución. Arriesgué al lanzarme a la producción, tuve suerte y me salió bien.
C. En la obra que estrena en septiembre se habla precisamente de la vida y la muerte. A.M. Son tres hermanas que trabajan en la unidad de cuidados intensivos (UCI), y desde allí los espectadores conocerán el destino de cada una. Se que habrá muchas risas, porque tanto Yolanda García Serrano como Laura León son dos guionistas que manejan la comedia como ellas quieren y por eso cuando leí el libreto entendí que iba a ser un auténtico 'boom'.
C. ¿Quién se acordó de usted para ese papel? A.M. Pues por algo tan sencillo como es el boca a boca. Este año gané el premio de la Unión de Actores por la obra 'Hablar por hablar' donde interpretaba seis personajes. Recogerlo junto a Penélope Cruz y Belén Rueda fue un orgullo, y más en un momento donde no abundan los papeles. Cuando llegas a los 50 cambian muchas cosas, llegan hasta ciertos dolores y hay que cambiar cosas. Con el premio me dijeron que me iban a llamar pero no lo creía porque no suele suceder. Lo que ocurrió es que la actriz que iba a hacerlo se cayó del cartel, y una persona de producción que llevaba mis papeles recordó que me quedaba en el paro y que podían llamarme
C. Ha sido un verano de ensayos. A.M. No me ha importado. Se organizarme con mi familia y aprovechar el tiempo al máximo.
C. ¿Sus hijas apuntan maneras para su mundo? A.M. No creo. No las veo en mi mundo
C. ¿Cómo encajaron sus padres su salto a la fama? A.M. Muy bien. Mi padre falleció hace doce años y fue un palo enorme porque era el gran patriarca. Me encargué de que conocieran bien mi profesión para que estuvieran tranquilos y orgullosos.
C. ¿Se considera una buena persona? A.M. Creo que sí. Suelo preocuparme del otro. He pasado por fases complicadas de salud y eso me ha enseñado mucho. En el papel de esta nueva obra tengo que suavizar mi carácter, y eso es algo que practico con mi familia y claro, están encantados.
20 de enero-18 de febrero
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