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Jorge Alonso: “Al mar no hay que tenerle miedo, pero nunca perderle el respeto"

Desde pequeño tuvo claro que lo suyo era surcar los océanos, algo que ha cumplido. Aunque su vida es sacrificada, confiesa ser un marinero muy feliz. Hablamos con este capitán de la Marina Mercante.

Jorge Alonso a bordo de su barco. / D.R.

carlos pérez gimeno

Lleva el mar metido en sus venas. A los pocos días de nacer, ya hizo su primer viaje en el velero de sus padres, y desde muy pequeño ya tuvo muy claro que lo suyo no era la tierra sino el océano.

El Club Náutico de Ibiza fue su primera escuela. Allí aprendió a manejar los barcos de vela. Su afición es tan grande que tiene infinidad de títulos, todos relacionados con la navegación, empezando por el de Formación Profesional como Técnico Superior en Navegación, Pesca y Transporte Marítimo, y a parte también ha obtenido la Licenciatura en Náutica y Transporte Marítimo. En la actualidad es capitán de la Marina Mercante, y lo compagina con la explotación de un yate que se puede alquilar durante el periodo estival, para quien lo solicite, y así hacer travesías. Acaba de cumplir 39 años, y su carrera profesional no pude ser mejor.

  • Corazón Jorge, sin lugar a dudas, el mar es su pasión. Jorge Alonso Es mi vida, mi sueño, mi pasión. Esta carrera es totalmente vocacional, y para poder llevar este tipo de vida, que es muy dura, tiene que gustarte mucho.

  • C. ¿Hay desempeñar muchos papeles dentro de un barco porque la responsabilidad es muy grande? J.A. Por supuesto, un barco no deja de ser una pequeña ciudad en la que se vive, motivo por el cual tenemos que desempeñar diferentes papeles, como el de personal sanitario, bombero, supervivencia en el mar, abandono, etc. Tenemos que hacer una serie de cursos en lo que todo eso nos lo exigen, y todo está regulado por Organización Marítima Internacional (OMI). Hacemos simulacros para asistir a una persona que necesite los primeros auxilios sanitarios, tenemos que saber controlar a la gente que pueda perder los nervios en el barco, y también un ataque terrorista. No tenemos armas, pero sí sabemos cómo hay que actuar. Estos cursos se renuevan cada cierto tiempo y van surgiendo nuevos. Es una profesión muy técnica, y estamos permanentemente haciendo cursos de formación.

  • C. ¿Es una carrera vocacional? J.A. Sí. Yo he conocido a mucha gente que ha estudiado, y a la hora de ejercer y pasar a la práctica no ha podido y lo ha dejado. Vemos muy poco a la familia, es una profesión, en cierto sentido, de riesgo. A pesar de los avances tecnológicos, no hay que olvidar que el mar es un medio hostil, y estamos condicionados a la meteorología. Al mar no hay que tenerle miedo, pero nunca perderle el respeto. Esto no es una oficina que terminas y te vas a casa.

  • C. J.A. Totalmente, porque en un barco tiene que haber una guardia las 24 horas del día, por supuesto que repartida. Cada oficial tiene sus periodos, pero puede haber una emergencia y hay que estar atento.

  • C. ¿Ha temido alguna vez por su vida? J.A. No, porque confías en la seguridad tecnológica. Sí de tensión, como incendios, caídas de planta, temporales, y te preocupas por la seguridad del barco y del pasaje.

Jorge Alonso. / D.R.

  • C. ¿La navegación también tiene su parte romántica? J.A. Sin duda alguna. Es una ciencia como tal muy técnica, pero siempre queda su vinculación romántica. Yo he visto las puestas de sol más bonitas siempre navegando. Hay momentos en la navegación que son mágicos.

  • C. ¿Cómo lleva su novia Belén que esté tantos meses embarcado? J.A. Lo lleva bien, siempre es complicada la vida, tanto en pareja como familiar. El estar separados es muy duro, aunque son conscientes que si hiciera otra cosa no sería feliz.

  • C. Cuéntenos alguna anécdota. J.A. Relacionado con la marina mercante, puedo contar que en una ocasión, en uno de los barcos, transportábamos un camión blindado, y unos terroristas abordaron el barco e intentaron abrirlo. Uno de los marineros lo vio y dio la voz de alarma, y el personal del camión fue a por ellos, pero lograron escapar tirándose al mar, donde les esperaba una embarcación auxiliar y lograron fugarse.

  • C. ¿Se le ha llegado a insinuar algún pasajero en su barco? J.A. Sí es cierto que se juntan una serie de componentes que a veces facilita que aflore el amor. Por ejemplo, una puesta de sol en Es Vedrá, con una botella de champagne y una buena música de fondo acorde al momento, a veces puede surgir una situación embarazosa.

  • C. J.A. Sí es cierto que se juntan una serie de componentes que a veces facilita que aflore el amor. Por ejemplo, una puesta de sol en Es Vedrá, con una botella de champagne y una buena música de fondo acorde al momento, a veces puede surgir una situación embarazosa.

  • C. ¿Qué tipo de gente son los que requieren sus servicios? J.A. Gente con un nivel adquisitivo elevado. He llevado a actores, futbolistas, modelos, empresarios y demás. La discreción en estos casos es muy importante, y prefiero no dar nombres. Aun así, en alguna ocasión han aparecido fotos en la prensa cuando he tenido que llevar a alguien muy conocido a una cala recóndita, y no nos hemos enterado de que estaban haciendo fotos. Una buena labor de paparazzi.

  • C. Hay que tener don de gentes, imagino. J.A. Efectivamente es así, porque hay que saber llevar a este tipo de personas. Mi cometido principal es la seguridad del yate, en este caso, y como he dicho anteriormente la del pasaje, además hay que tener cierta empatía con el cliente, y entender sus requisitos. Hay veces que piden cosas que no están permitidas, y hay que explicárselo, como por ejemplo el querer ir a una playa determinada y no poder ser porque no se puede fondear.

  • C. ¿Cómo está yendo el verano? J.A. Bien, aunque este año se ha notado un poco de bajón en Baleares, pero aun así no me puedo quejar. En resumidas cuentas está siendo un buen verano.

  • C. Cuando no se encuentra navegando, ¿a que se dedica? J.A. El problema de esta profesión es que siempre estamos haciendo nuevos cursos, y si tengo tiempo, me gusta hacer algún viaje al extranjero con mi novia.