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Hace veintidós años que se produjo el accidente que le costó la vida a la princesa de Gales. Lady Di se convirtió casi en una leyenda. La reina Isabel tuvo que dirigirse a sus súbditos. Un tribunal decidió que no había razones para pensar en un atentado.
Sus hijos Guillermo y Harry se reunieron para homenajear a su madre, y analizar los resultados de las obras benéficas en las que ella se involucró, presidió y puso en marcha. Los años pasan y su estela no ha desaparecido en ningún momento. La duquesa de Kensington siempre luce en su mano el zafiro con el que primero fue pedida su suegra, y ella después.