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No habían pasado 24 horas desde el comienzo de 'GH VIP 7' y Mila Ximénez se convertía en la primera concursante en derrumbarse. La colaboradora de 'Sálvame' se metía en el confesarionario para desahogarse con el Súper y revelare esos miedos e inseguridades que le estaban haciendo muy complicada su estancia allí.
Mila, que ya comenzó sin querer meterse en Guadalix de la Sierra por la gatera y que amenazó con largarse al ver las condiciones en las que tenían que pasar la noche -16 personas encerradas en un búnker donde sólo había 8 camas y sin duchas-, se veía absolutamente fuera de lugar en un 'reality' que no ha hecho más que empezar.
Esta aseguraba no tener nada que ver con sus compañeros, ni por edad ni por intereses. Eso sí, reconocía que todos estaban muy pendientes de ella, algo que le generaba una angustia mayor, puesto que no quiere ser un lastre para nadie. De hecho, solo hay que ver las imágenes en las que salen de la casa tras decretarse la alarma y El Cejas le ofrece su brazo para no dejarla sola. Mila, poco a poco, mientras verbalizaba sus sentimientos, se iba calmando y las lágrimas dejaban de brotar de sus ojos.
Anoche, tras ver el vídeo, Jorge Javier hablaba con ella. La conoce bien. Muy bien. De hecho, son grandes amigos desde hace años y eso se nota en la complicidad entre ellos al conversar. El presentador le decía que, ni más ni menos, por lo que estaba atravesando era el clásico periodo de adaptación.
Mila lo reconocía, pero añadía que ellos bailaban y cantaban y que se sentía desubicada en ese ambiente. Que tan solo se sentía cómoda conversando con Dinio. Jorge hacía dos apuntes. El primero, mostraba preocupación porque fuese Dinio el clavo ardiendo de la conversación al que se agarraba. El segundo, que acabaría integrándose en esa fiesta.
Con el compromiso de integrarse, prometió seguir adelante y hacerse con la situación. La prueba en la que la vimos disfrazada de gusano y reptando es, sin duda, el mejor de los puntos de partida.