La bruja Marianne

Esta serie es de miedo. Francesa, pero escalofriante. El primer capítulo ya pone los pelos de punta. Sobre fantasmas del pasado. ‘Marianne’ (Netflix) está creada, dirigida y coescrita por Samuel Bodin y cuenta la historia de una joven novelista de éxito que decide tomarse un descanso y empieza a ser acosada por la bruja de su obra. Regresa a su pueblo para descubrir a la tal Marianne, una anciana demoníaca y asesina. El espíritu de su creación ha tomado el cuerpo de la madre de Caroline Daugeron, vieja compañera de clase de Emma Larsimon (Victoire du Bois), la protagonista.

Hay algo de ‘Hereditary’, algo de ‘The Witch’. Las referencias son demasiadas. El principio es mejor que el desarrollo, pero se mantiene. La serie es extraordinaria porque no esperas que Netflix tenga algo tan bueno. Sobre todo es extraordinaria Mireille Herbstmeyer, una respetada y veterana actriz de teatro que da vida (o lo que sea eso) a Marianne. A Madame Daugeron. Qué espanto de señora.

Anne Youngson ha publicado ‘Nos vemos en el museo’ (Maeva) a los 70. Antes trabajaba en puestos de dirección en la industria automovilística. A la manera de ‘84 Charing Cross Road’ es una obra epistolar. Tina Hopgood, una granjera inglesa, casada y madre, acaba de perder a su mejor amiga, Bella. En 1964, el profesor Glob, con el que Tina, Bella y otra niñas habían contactado por recientes descubrimientos arqueológicos, dedicó un libro a las escolares. Cincuenta años después, Tina escribe una sentida carta al profesor.

Tina siempre quiso ir a Dinamarca para ver al hombre de Tollund. Recibe una respuesta del museo de Silkeborg. No del profesor Glob, que ha muerto, sino del conservador del museo, Anders Larsen. Y ahí está la relación. No solo empiezan a conocer cosas sobre el otro sino sobre sí mismos. El amor, los remordimientos, la pasiones olvidadas, las nuevas vidas… Tanto y tan bien contado en una novela sencilla y carente de pretensiones.

Una cincuentona, atea, feminista, abierta de mente y perfecta habitante de la Europa progresista no encontraría mal que una de sus hijas se metiera a monja si la alternativa fuera hacerse musulmana. Convertirse al Islam por Internet. Seguir el Corán por Youtube. Llamarse Fátima a partir de ahora. La película austriaca ‘¿Qué hemos hecho para merecer esto?’ parte de esa premisa y pesadilla materna.

Dirigida por Eva Spreitzhofer e interpretada por una enorme Caroline Peters, es una comedia a veces hilarante en la que salen todos los temas evidentes. Sin demasiada hondura. La tolerancia, la maternidad, la familia, la religión, la xenofobia. A la directora se le ocurrió la idea cuando sus hijas empezaron a crecer y ella a temer más el velo islámico que las drogas. Un rato para reírnos de nuestros prejuicios. No mucho más. No mucho menos.

Irene Vallejo (Zaragoza, 1979) ha escrito en ‘El infinito en un junco’ (Siruela) un ensayo literario sobre la aventura de los libros y lo que hemos vivido gracias a ellos. Un libro tan erudito como divertido. Sócrates negándose a escribir, los incendios de la biblioteca de Alejandría o la biblioclastia del siglo XX. Bibliotecas bombardeadas en las dos guerras mundiales, las hogueras nazis, la Caza de Brujas, la fetua contra Salman Rushdie, el incendio de la Biblioteca Nacional en Sarajevo. Y la fantástica historia de Nico Rost, que montó un club de lectura clandestino en Dachau.

A veces tienen libros (gracias a un kapo amigo y a algunos médicos), otras los recuerdan de memoria. Algunos miembros incluso están escribiendo libros en su mente: ¡una monografía sobre derecho de patentes! Nico sí escribió: “Me niego a hablar de tifus, de piojos, de hambre y de frío”. También ‘Goethe en Dachau’. Una de las virtudes del apasionante ‘El infinito en un junco’ es que te lleva a otros libros.