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Confidencias: antes la muerte que la fuente

La fuente de información se ha convertido en un tema de debate.

Me sorprende que en menos de una semana se le haya adjudicado a más de seis personas la información de la presunta deslealtad de Kiko Rivera y Sofía Suescun que llegó a esta revista y al compañero Kiko Hernandez de ‘Sálvame’ por dos vías distintas. Lo que nunca podía imaginar es que lo más sagrado del periodista, que es la fuente de información, sirviera de tema de debate en algunos programas e incluso de pasaporte para ‘personajillos’ que se sientan en un programa con el fin de desvelar la fuente.

Aprendí en mi etapa en ‘El Mundo’ que “antes la muerte que la fuente”. Alguna vez me vi obligada a testificar en un juicio y repetir esa frase varias veces para eludir las preguntas del abogado contrario, que solo buscaba conocer a la fuente que había llevado a su defendido a protagonizar un artículo en el periódico. Pero el respeto a la fuente no solo se la han perdido en televisión, también algunas agencias que a veces, por vendernos una información o hacerla más fiable, nos revelan la fuente para convencernos. Ni qué decir los que trafican con WhastApp de otros para conseguir un minuto de gloria. Ese tipo de gente ya te hacen dudar al hacer eso.

Cuando una información es buena no hace falta revelar la fuente porque no caben dudas. Ay del que empieza a jugar con “me han dicho”, “yo escuché” esas fuentes se desbordan. Las mejores informaciones proceden de fuentes muy valiosas, esas que no revelarías jamás, ni por todo el oro del mundo, porque sin ellas no serías nadie. Imagino que a Kiko le pasará lo que a mí; que se echará a reír al ver como a todo el que no tiene nada que aportar y solo busca protagonismo se dedica a desvelar fuentes aunque no sea cierto. Algunos incluso, negando serla, se autoinculpan o siembran la duda. Ya quisieran algunos ser fuente, pero igual que sucede con las de agua, no todas son potables ni abundan.