Este fin de semana, el deportista más laureado de nuestro país, Rafael Nadal, se dará el ‘sí,quiero’ con Xisca Perelló (ahora Mery), su novia de toda la vida. Se conocieron cuando el tenista tenía 14 años y ella estudiaba en el mismo colegio de Manacor que su hermana Maribel -que fue una de las invitadas a su despedida de soltera-.

Lo que comenzó como un romance adolescente se ha convertido en una relación sólida a prueba de éxitos y de todas las tentaciones que la fama lleva implicitas. Ambos han demostrado durante 14 años de unión que lo suyo es una relación blindada, al igual que lo será su enlace.

Ambos han sabido tender puentes a los kilómetros que les han separado muchas veces durante la competición, se han adaptado a la dura disciplina que ello conlleva y a ninguno de los dos se les ha subido el éxito a la cabeza. Deberían aprender algunos que, sin llegar hacerles sombra, tienen aires de divinidad.

Nunca se han despegado de sus orígenes. La pareja vivirá en Porto Cristo, en Mallorca, cerca de sus padres. Allí celebró Xisca su despedida de soltera la semana pasada como una más. De la del tenista ni rastro, aunque lo ha celebrado con amigos.

Ella trabaja como directora de Proyectos de la Fundación de su casi marido. Ambos han sacrificado muchas cosas por estar juntos pero eso es la esencia del amor. Cuando se conocieron Rafa no era número uno del mundo pero encontró en Xisca alguien dispuesta a renunciar a un novio convencional por amor. Quizás ese sea el mayor secreto. No hay amor sin sacrificio.

Por eso no han necesitado hasta ahora sellar su relación y ahora lo harán de una forma discreta, local, familiar. Porque Nadal es igual de grande que de sencillo. La boda del año estará cargada de emoción y expectación pero será privada porque a estas alturas no necesitan demostrar nada.Esto no es un gran slam, esto es el triunfo del amor. ¡Felicidades pareja!