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'Tiempos recios'. Así se llama la última obra de Mario Vargas Llosa. La que presentó anoche en Madrid rodeado de buenos amigos; de su pareja, Isabel Preysler, y de una de las hijas de esta, Tamara Falcó, que le robó buena parte del protagonismo al 'tito Mario', como ella lo llama.
Y eso que el Nobel de literatura llevaba un complemento que llamaba bastante la atención: un bastón sobre el que tuvo que dar las explicaciones pertinentes. Porque, aunque algunos de sus amigos piensen que lo ha incorporado porque le da un aspecto más elegante, lo cierto es que es un problema de salud lo que le obliga a caminar apoyado en él.
Se trata de una dolencia en la espalda, explicaba Mario, que también contaba con la ayuda de su pareja para poder caminar con mayor comodidad. A sus 83 años, parece no tener muchos más achaques que ese dolor que le impide caminar con normalidad sin el uso del bastón.
La última aparición de Vargas Llosa hasta el momento había sido a finales de septiembre, junto a Isabel, en el Teatro Real y sin necesidad de ese bastón que, ahora, podría haber llegado a su vida para quedarse. Aunque hay que recordar que hace unos meses despertó preocupación por una caída que no pasó de un susto.