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Parásitos: lucha de casa

La película del coreano Bong Joon-ho, que ganó la palma de oro del Festival de Cannes, entre las recomendaciones culturales de la semana.

Fotograma de la película 'Parásitos'. / D.r.

Rosa Belmonte
Rosa Belmonte

Hay en ‘Parásitos’ una escena de escondite y huida que recuerda a una de ‘La pantera rosa’. Solo que en la película de Blake Edwards están Capucine, David Niven, Robert Wagner y Peter Sellers. En la de Bong Joon-ho unos prodigiosos actores coreanos, entre ellos Song Kang-ho, el padre de esa familia pobre, superviviente y lista que vive en un sótano con chinches. Su suerte cambia cuando el hijo consigue un trabajo como profesor de inglés en la casa de unos ricos. A partir de ahí tenemos una historia de invasión y conquista. La picaresca y la lucha de clases en una especie de ‘Arriba y abajo’ coreano. Con un poco de ‘De repente, un extraño’ y otro de ‘La trinchera infinita’. Con las casas tan protagonistas como sus habitantes. Una película milimétricamente trazada en todos sus planos. Una maravilla que al principio es una cosa y luego se convierte en otra. Y donde la furiosa crítica social puede volver a ser entretenimiento y diversión.  

Y además, Kathleen Turner

Cartel de la serie 'El método Komisky'. / d.r.

Una de las sorpresas del año pasado fue ‘El método Kominsky’ (Netflix), serie de Chuck Lorre (‘Dos hombres y medio’ y ‘The Big Bang Theory’). Protagonizada por Michael Douglas y Alan Arkin, teníamos una ficción con gente mayor que enfermaba, se moría y se reía de todo. Douglas, un viejo actor reconvertido en prestigioso profesor de interpretación, tiene mala leche, pero sin llegar a Larry David. Alan Arkin es su agente y amigo. La mujer de este era Susan Sullivan y moría en el primer capítulo. La hija, Lisa Edelstein (‘House’), hacía una memorable entrada en el funeral. Su padre: “Y se supone que tenemos que querer a nuestros hijos. Menuda chorrada”. La gran sorpresa de la segunda temporada es Kathleen Turner como ex de Douglas (ay, tan lejos de ‘Tras el corazón verde’). Aunque salga poco es un placer escuchar ese vozarrón en ese corpachón que luce tan feliz. La novia de Arkin es Jane Seymour con canas. Se sigue hablando de próstatas, se piensa en el suicidio y continúa siendo una de las mejores comedias actuales. 

Lo que no se puede explicar

Portada del libro 'Los lugares del holocausto' / D.R.

José Sánchez Tortosa, Fernando Palmero, Raúl Fernández Vítores y Alberto Mira Almodóvar publicaron en 2014 ‘Guía didáctica de la Shoá’, manual para profesores de enseñanza media, y en 2017 el ensayo ‘Para entender el Holocausto’ (Confluencias). De la misma editorial es ‘Los lugares del Holocausto’, el tercer trabajo conjunto de los cuatro autores, que han desarrollado una importante labor académica, ensayística, periodística y literaria sobre el más importante acontecimiento histórico de la Europa contemporánea. Su última obra es fruto de los viajes que hicieron a los campos de exterminio nazi en Polonia y a los del Estado croata ‘utasha’ en Jasenovac. Retratan (explicar el Holocausto es imposible) su viaje por los siete campos. Por el horror de una industria concebida para matar. También por el pequeño horror que ha convertido Auschwitz en un parque temático donde el turismo se ha convertido en un artefacto de banalización.

Solo una monja

Portada del libro 'Monjas y soldados'. / D.R.

Iris Murdoch (1919-1999) publicó ‘Monjas y soldados’ en 1980, libro que ahora edita Impedimenta en España y donde, pese al título, solo hay una monja y ningún soldado. Guy Openshaw tiene 44 años y está muriendo de cáncer mientras relee ‘La odisea’. Intelectuales, artistas y miembros del Parlamento visitan el apartamento londinense. Allí recibe su esposa, Gertrud. También llega su amiga Anne, que llevaba 15 años en un convento de clausura. La casa es un no parar de pretendientes, tanto que todo ese lío recuerda a la Penélope de Ulises. Muere Guy, Gertrud y Anne se van a Francia, se incorpora el artista Tim a la trama e Iris Murdoch retrata seres humanos con miedos ante situaciones extremas. También las relaciones de clase y las relaciones de mujeres mayores con hombres jóvenes. Y vuelve a demostrar, aunque no sea una de sus grandes obras, que sabe enganchar al lector.