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Este pasado miércoles se cumplían cinco años desde que nos dejó la duquesa de Alba. Recuerdo perfectamente cómo fue aquel triste y multitudinario adiós, del que fui testigo en Sevilla enviada por ‘La Otra Crónica’. Por aquel entonces me llevaba bien con Cayetano Martínez de Irujo, de hecho fue él quien me envió un SMS a primera hora de la mañana para avisarme del triste desenlace.
Estábamos en directo en ‘La Mañana de La 1’ de TVE, entonces gobernada por Mariló Montero. Ella, generosa como siempre, me pidió que lo anunciara nada más comenzar el programa. Esa buena relación entre el duque de Arjona y esta que escribe se truncó con el tiempo, por algunas informaciones publicadas que le han resultado incómodas. Algún día sellaremos la paz de nuevo, sobre todo porque siempre he alabado su cercanía y buen trato con la prensa.
Él era uno de los favoritos de su madre y entiendo que se quedara tocado cuando fue desplazado por el sucesor natural del ducado, su hermano Carlos Fitz-James. Volviendo a aquel fatídico 20 de noviembre de 2014, recuerdo que Cayetano fue el encargado de todas las exequias, de ahí que se ausentara mucho tiempo de la capilla ardiente. Miles de sevillanos y de personalidades desfilaron por el Ayuntamiento de la capital hispalense para despedirse de su ciudadana más ilustre. Nunca una mujer despertó tanta admiración y cariño.
Era única y no porque lo dijera la prensa, sino porque su vida fue fácil y difícil a partes iguales, pero eso la dotó de una personalidad arrolladora. Solidaria, cariñosa, intelectual, divertida, transgresora... Me llamó la atención que la noche antes del entierro nadie velara su cuerpo, que fue custodiado por la policía municipal.
Y hasta su final fue romántica. Su viudo, Alfonso Díez, me contó en una ocasión que las últimas palabras que le dijo Cayetana con su voz ya casi inaudible fueron en la UCI: “No me dejes nunca, no puedo vivir sin ti”. Más asustada por la soledad y el abandono que por su propia muerte, tan cercana en ese momento.
Su hija E ugenia también se rompió aquel día. Y aún hoy sigue sufriendo su ausencia, pero en silencio y discreta como ella acostumbra. De vez en cuando le hace su particular homenaje a través de la redes sociales o de sus colecciones de joyas. El resto de hijos imagino que llevan su luto a su manera. En esto cada uno es libre y más cuando los lazos familiares están resquebrajados cinco años después. Para la prensa, Cayetana será eterna. Por eso, aunque pasen los años seguiremos recordándola a través de las imágenes y testimonios únicos que nos legó.