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Cinco años han pasado desde la muerte de Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba. Y un año más, su hijo Cayetano, ha sido el encargado de organizar una misa en su honor. Durante las dos últimas semanas, el hijo de la duquesa publicó sendas esquelas en el diario 'ABC' para ‘invitar’ a quienes quisieran ir.
La celebración de la misa que se llevó a cabo en el santuario de Nuestro Padre Jesús de la Salud y María Santísima de las Angustias en Sevilla, donde reposa una parte de sus cenizas. La otra mitad se encuentran en el panteón familiar del convento de la Inmaculada Concepción en Loeches, en Madrid, junto a los restos de sus dos primeros maridos, Luis Martínez de Irujo y Jesús Aguirre.
Al cierre de esta edición, horas antes de la celebración religiosa, 'Hoy Corazón' pudo saber que la misa por el quinto aniversario sería oficiada por el cura de la familia, Ignacio Sánchez Dalp, tendría un organista encargado de interpretar algunas de las piezas favoritas de Cayetana y contaría con la presencia confirmada de Cayetano Martínez de Irujo, acompañado por su novia, Bárbara Mirjan; de Alfonso Díez, quien llegaba el martes a Sevilla procedente de Madrid, y de amigos de la duquesa como el doctor Trujillo, quien fuera médico de Cayetana, acompañado por su mujer, Marta Talegón. Los hijos de Cayetano, Luis y Amina, que otros años sí que han asistido a esta misa no han podido acompañar a su padre, puesto que ambos están fuera de España cursando sus estudios.
Otra que asistió como siempre, es su gran amiga Carmen Tello acompañada por Curro Romero. Carmen recordaba para este medio a su gran amiga: "Está más presente que nunca, no solo para mí, sino para toda Sevilla que la recuerda con mucho cariño. Cada día son muchas las personas en la calle que me hablan de ella". La mujer del gran Curro aprovechó estas líneas para pedir públicamente un gran homenaje popular por parte de la ciudad de Sevilla y de las muchas instituciones a las que ella ayudó en vida. "Eso no se ha hecho y ella se lo merece".
Un año más, la ausencia y la no confirmación del resto de hijos y nietos será la nota discordante en esta ceremonia. Cada uno de ellos lo vivirá desde la intimidad y recordará a la duquesa a su manera. De hecho, la secretaría del duque de Alba confirmó a este medio que, a la misma hora que Cayetano celebrará el funeral en Sevilla, se llevaría a cabo otro, de carácter privado, en la capilla del Palacio de Liria, en Madrid, al que asistirán el duque, los hijos de este, y alguno de sus hermanos, aunque sin confirmar quiénes de ellos.
Este hecho sorprendió a Cayetano, quien comentaba a Hoy Corazón que "no tenía ni idea que se haría un funeral paralelo en Madrid. Nadie me informó. Yo estaré en Sevilla, que es donde mi madre, por deseo expreso, quiso reposar". Y es que según cuenta el jinete, su madre nunca quiso que sus cenizas fueran divididas y así lo dejo estipulado en su testamento. Sin duda alguna, esto refleja la ruptura y el malestar entre el duque y su hermano menor, algo que no ocurriría si la duquesa estuviera viva.
Por su parte, Eugenia Martínez de Irujo recordaba públicamente a su madre el día del aniversario. Lo hacía a través de sus redes sociales, colgando una foto informal de la duquesa, de cuando ésta rozaba los 50 años. Puestos en contacto con ella, nos explicó el motivo de su ausencia: "Como dije hace cinco años, no me hacen falta misas para recordar a mi madre, a la que llevo en mi corazón".
Y es que Eugenia, que siempre rescata fotos de su su madre y las comparte en Instagram, lo pasó realmente mal en aquel funeral que se realizó en Madrid, en 2013, a los pocas semanas de la muerte de Cayetana. De hecho, hace poco declaraba que le costó muchísimo superar la muerte de su madre. Aquella fría tarde de diciembre, rota de dolor, Eugenia no pudo aguantar las lágrimas al recibir un abrazo cariñoso por parte de la reina Sofía quien, acompañada del entonces Rey de España, Juan Carlos, asistió para presentar sus respetos a la familia de la duquesa.
Aquel 15 de diciembre de 2014, ese funeral por el alma de Cayetana se llevó a cabo en la basílica de San Francisco el Grande de Madrid y además de los Reyes eméritos, acudieron todos los hijos y los nietos de la duquesa de Alba, y su viudo, Alfonso Díez. También asistieron alrededor de 700 personas, entre los que destacaron el Ministro de Asuntos Exteriores y varios políticos, Jaime de Marichalar, Isabel Preysler y su hija Tamara Falcó, Simoneta Gómez-Acebo, el cantante Raphael y una nutrida representación de la prensa, sobre todo del corazón, con quien tan bien se llevaba Cayetana.
El 21 de noviembre, un día después de su fallecimiento, había sido la Infanta Elena quien había representado a la Casa Real en el funeral que se celebró en la catedral de Sevilla y que fue casi un funeral de Estado. Un acto en el que se pudo palpar el cariño que el pueblo sentía por la duquesa. Cientos de personas esperaron a las puertas del ayuntamiento, donde fue expuesta para que su pueblo la despidiera, para luego seguir la comitiva hasta la catedral.
Al paso del féretro, cubierto con las banderas de España y de la casa de Alba, que llevaba los restos de la duquesa desde la iglesia hasta el crematorio de San Fernando, donde fue incinerada, el público rompió el silencio con un sonoro aplauso que duró varios minutos. En aquella ocasión a todos nos emocionaron las escenas de dolor por parte de sus hijos, sobre todo Eugenia, Cayetano y Fernando, los más pequeños, quienes, a pesar del protocolo, no pudieron reprimir sus lágrimas.
Lamentablemente, la vida no sigue igual cinco años después de la muerte de la mujer que ostentaba más títulos en el mundo —la escritora italiana, Oriana Fallaci comentó en una ocasión que "si la reina Isabel II de Inglaterra y la Duquesa de Alba se encontraran en un ascensor, la británica tendría que hacerle una reverencia y cederle el paso"—.
Definitivamente ella era la raíz que sostenía el árbol de la familia. En la actualidad, la relación entre algunos de sus hijos es casi inexistente, como es el caso del actual duque de Alba, Carlos, con Cayetano, quien hace una semanas daba un repaso a su vida en su libro 'De Cayetana a Cayetano' (La Esfera de los libros), donde criticaba la actual gestión que hace el duque de Alba de la casa. Eugenia, que pasa por uno de sus mejores momentos personales al lado de su marido, Narcís Rebollo, trata de ser imparcial y Fernando es quien trata de conciliar a todos. Una tarea realmente complicada.
Todos los hermanos han rehecho su vida. Y, a excepción del primer año, cuando además de Cayetano acudió otro de sus hermanos, en estos cinco años ninguno de ellos ha asistido a estas misas de aniversario y en pocas ocasiones se les ha podido fotografiar a los seis juntos. Ni tan siquiera en eventos tan importantes para la Casa como la boda del heredero del ducado, Fernando Fitz- James Stuart con Sofía Palazuelo, celebrado el 8 de octubre de 2018.
Por su parte, el que fuera el último marido de la duquesa de Alba, Alfonso Díez, ha demostrado durante estos cinco años que la clase no se compra, sino que se nace con ella. Alfonso, que no ha vuelto a rehacer su vida sentimental, vive en Madrid, y acude a muy pocos eventos públicos. Quiere llevar una vida de ‘jubilado’ aunque en su caso es diferente, porque no es uno cualquiera, sino el hombre que hizo feliz a la Duquesa en sus últimos años. Y eso es algo que todos sus hijastros le reconocen y aplauden, tanto en privado como en público. Definitivamente, lo único en los que los seis hermanos se han puesto de acuerdo.
Aún así, la sombra de la duquesa es larga y su recuerdo permanece en la memoria de todos los que alguna vez, se cruzaron en su vida. Como bien contaba su hija Eugenia en una ocasión, lo maravilloso de ella es que no medía a nadie por sus títulos o su posición social. Para la duquesa de Alba todos eran iguales, y a todos trataba por igual. En un futuro, será Sofía Palazuelo quien ostentará como consorte el título que llevaba Cayetana y se encontrará con una casa que, a pesar de que cambie y trate de modernizarse, no se pude obviar que es el símbolo de una de las familias más nobles de la historia de España.