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Javier Camarena: "Adoro España, su gente, su gastronomía, la vida que hay de noche..."

Está considerado uno de los mejores tenores del panorama actual, pero el cantante mexicano encara su ópera más difícil, ‘El pirata’, de Bellini, en el Teatro Real de Madrid, con la humildad que le caracteriza.

Javier Camarena posa para nuestra cámara en el teatro Real. / J. Gámez

carlos pérez-gimeno

El tenor mexicano es toda una revolución en el mundo del bel canto. Lleva años triunfando en gran parte del mundo y ahora está viviendo uno de los momentos más importantes de su carrera. Es la antítesis del divismo; una persona afable, sencilla, que rebosa simpatía y humildad. Al hablar con él infunde cercanía. Y eso que está considerado como uno de los mejores tenores del mundo. El público del Teatro Real de Madrid está rendido ante sus éxitos. Acaba de representar El elixir de amor de Gaetano Donizetti, y en la actualidad está arrasando con una ópera a la que muy pocos pueden enfrentarse por su dificultad, El Pirata, de Vincenzo Bellini. Le encantan los tatuajes, de hecho lleva uno en la espalda que representa a un ángel, y otro en el hombro izquierdo, que representa el océano y el sol, en honor a Mari Sol, su mujer.

  • Corazón Este otoño está siendo muy especial. Javier Camarena Mucho, no solo por reencontrarme con la ciudad de Madrid que me encanta, y la gente del teatro Real, que es maravillosa, y me hace sentir como en casa. He tenido la oportunidad de hacer roles en diferentes coliseos y en este momento estoy cantando la opera más difícil de mi carrera, y tengo que decir que es un debut especial, en el que me siento muy cobijado y en familia. Debo decir que si el Real está volcado conmigo, es totalmente recíproco. Adoro España, su gente, su gastronomía, la vida que hay de noche...

  • C. Por el tipo de voz y el repertorio, ¿es Alfredo Kraus un referente para usted? Porque hay quien les compara. J.C. Seguramente la comparación es por el repertorio que hemos podido compartir y del cual siempre he hecho una clara referencia a su legado. A mí me faltan años de experiencia para alcanzar la perfección técnica que tenía el maestro Kraus.

  • C. Cuando era niño y le gustaba la música, le fascinó la banda sonora de La Guerra de las Galaxias. ¿Cómo fue aquello? J.C. Como se dice en México, desde pequeño ‘ya traía de cajón’ el gusto por la música clásica. Mi familia nunca fue de escuchar conciertos, era todo música popular, vernácula, de mariachis, como Jorge Negrete, Pedro Vargas, Lola Beltrán y tantos otros grandes. Y entre mis gustos cuando era niño estaban Parchís y Cepillín, pero siempre me llamó la atención la música clásica. Y la primera vez que escuche en vivo La guerra de las galaxias con la Sinfónica de Jalapa, me fascinó.

  • C. Al no tener predecesores en la familia, ¿qué le decían sus padres? J.C. Pues que preferían que me gustase la música clásica y los conciertos de la sinfónica a estar en un antro. El enfrentamiento con ellos llegó después, cuando dejé la carrera de ingeniería y decidí hacer de la música mi profesión, y convertirlo en mi vida.

  • C. ¿Cómo se digiere un éxito tan grande como como el suyo? J.C. Al final es mi trabajo. Es especial, porque generas emociones en quien te escucha. Es un empleo que te permite la transcendencia, pero yo lo sigo viendo como mi trabajo y lo amo. Al final, cuando se apagan los focos, lo que hago es volver a casa con mi familia, que son los que no me ven como el tenor, me ven como el papá o el esposo.

  • C. ¿Cómo se combina una carrera de éxito con la vida familiar? J.C. Lo asumo con mucha responsabilidad y me esmero por alcanzar las expectativas de quienes me escuchan en un teatro. Tengo claro que el gran éxito de mi vida será mi familia, siempre y por encima de cualquier otra cosa. Ellos son los que me ven fuera de las luces, son los que me conocen como ser humano, con mis exigencias como padre, con mi parte juguetona, holgazana... en resumidas cuentas, la parte humana, y son los que me aceptan como soy. Muchas veces se trasladan para verme y poder estar juntos. Hace 12 años que vivimos en Zurich, y en cada periodo vacacional nos juntamos. Este año he estado algo así como un mes y medio en casa en total, obviamente buscamos tiempo, el verano por ejemplo estuvimos juntos, y cuando termine ahora El Pirata, me voy para estar con ellos un mes y celebrar la Navidad.

  • C. Tiene dos hijos. ¿Cree que seguirán sus pasos en la música? J.C. Mi hija Diana tiene 15 años, y mi hijo Braulio cumplirá diez a finales de año. No sé si seguirán mis pasos, yo no les presiono. Al igual que la música llegó a mí de manera creciente, hasta que se convirtió en mi mi vida, también a ellos vamos alentándoles a explorar sus gustos y sus pasiones. A mi hija le encanta la pintura, en cambio mi hijo si está más por la música, porque aparte es más disciplinado y estudia y se prepara. Lo que espero es que hagan lo que les de la felicidad. Siempre voy a estar para apoyarlos. Si fuese la música, tendría la oportunidad de darles consejos, algo útil para sus carreras. Los dos estudian música, mi hija recibe clases de canto y mi hijo piano. Y si no se dedican a ello, es importante que al menos tengan esa formación.

Javier Camarena junto al piano. / J. Gámez

  • C. ¿Hay muchas diferencias entre el público americano y el europeo? J.C. Las hay y muy grandes. Y dentro del público europeo, no tiene nada que ver el germánico con el de España, Francia, o Suiza. Con el americano pasa lo mismo.Por ejemplo, el público del Real, es duro y exigente, sobre todo con los tenores.

  • C. ¿Qué opinión le merece lo que está ocurriendo con Placido Domingo? J.C. Es triste y desafortunado. Lo que he dicho y sostengo es que hay una gran diferencia entre hacer una denuncia y una declaración. Razones y finalidades. Hasta la fecha solo hay declaraciones. Se ha hecho un juicio mediático en el que no ha habido cabida a este derecho que tenemos todos, al derecho legal y de mera justicia, que es la presunción de inocencia, y mientras, no hay un verdadero juicio legal, donde haya pruebas contundentes por qué juzgar. Además yo hablo en base en la experiencia propia, en lo que a mí me ha tocado vivir, y siempre he recibido por su parte un trato amble, educado, en las veces que me ha tocado convivir con el maestro en el escenario y fuera de él. Espero que se haga justicia en el amplio sentido de la palabra.

  • C. ¿Cómo es un día cualquiera en su vida? J.C. Depende de lo que esté haciendo. Si es un día en casa, fuera del contexto operístico, mi día es levantarme y desayunar con mis hijos, despedirlos cuando se van a la escuela, y volverme a acurrucar con mi esposa a dormir otro ratito. Después levantarnos, desayunar juntos y empezar a preparar la comida. Me encanta cocinar y si es para mi familia, más. Esperar a mis hijos para almorzar con ellos. Después de que regresen a sus centros de estudios, ayudo a mi esposa con las tareas de la casa. Cenamos juntos de nuevo y a dormir. Llevamos 20 años juntos y 16 felizmente casados.

  • C. ¿Cómo va a pasar la Navidad? J.C En familia. Me toca trabajar, pero en casa. Vendrán amigos que se han convertido en familia, mexicanos y latinos que también se encuentran trabajando en Zúrich. Celebraremos Nochevieja, y el primero de año cantaré La Cenerentola con Cecilia Bartoli con la que me une una gran amistad.

  • C. ¿Que le pide al nuevo año? J.C. Que me trate mejor que este. Me explico: he tenido una alergía muy fuerte que me impedía respirar al tener totalmente obstruida la nariz a la altura de los cornetes, y eso me impedía cantar porque la respiración es fundamental. Por ese motivo, lo único que le pido al 2020 es salud.