Nació en Madrid y es un reconocido actor, director y guionista. Hijo de emigrantes españoles, vivió en Suiza hasta los 13 años. Sus recuerdos y experiencias de esta etapa de su vida las plasmó en la película 'Un Franco, 14 pesetas' (2006) por la que le nominaron al Goya como Mejor director novel y le otorgaron la Medalla de Honor de la Emigración del Ministerio de Trabajo. En 2011 estrenó su siguiente trabajo como director, 'Ispansi' (Españoles), sobre los niños de la II República enviados a la Unión Soviética durante la Guerra Civil española.
Iglesias sigue pisando fuerte y ha finalizado el año como uno de los protagonista de 'Abuelos', una comedia de Santiago Requejo. Muy pronto le veremos de nuevo en la gran pantalla con 'La suite nupcial', una comedia basada en una obra de teatro que escribió hace tiempo y en la que aborda las relaciones amorosas a partir de cierta edad.
Corazón Conocí a Carlos Iglesias hace algunos años. Entonces bebía los vientos por Nina y Oso, dos canes con los que compartió años de su vida. ¿Sigue sintiendo la misma pasión por los animales de esta especie? Carlos Iglesias Sí. Ha pasado tiempo desde entonces y por mi vida han pasado algunos canes. Ahora, Nala me ha robado el corazón. Una labradora que tiene ocho años y que llegó a mi vida de una forma casual.
C. ¿Fue una perra deseada? C. I. Claro. Siempre he tenido perros y hacía medio año que se nos murió el anterior. Una amiga de mi hija Paula tenía una labradora que acababa de parir y había que colocar a los cachorros. Una de las hembras se escondía, parecía la más tímida. No lo pensó ni un segundo y se la trajo a casa. Nos dio una gran alegría.
C. Dicen que los labradores son buenos por naturaleza. ¿Nala es merecedora de esta buena fama? C. I. Cierto. Tiene un carácter magnífico, es tranquila, solo ladra cuando oye el timbre de la puerta. La convivencia con ella es maravillosa. La hemos llevado a la nieve y ha disfrutado mucho. Pero sobre todo, en verano le vuelve loca meterse en los ríos y en las lagunas. Su mayor virtud es la paciencia, ha aguantado muy bien los juegos de los pequeños.
C. Tengo la sensación de que Nala es un mirlo blanco. C. I. Es un poco interesada con la comida, es muy tragona. Tenemos mucho cuidado para que no engorde. No es una raza muy atlética como los galgos.
C. ¿De quién heredó este amor por los perros? C. I. Como sabes, yo viví muchos en Suiza, y en aquella época, en los años 60, en aquel país no había perros callejeros como en España. Sin embargo, al lado de mi casa había un criador de pastores alemanes y yo jugaba con los cachorros. Pero hijo de emigrantes y sabiendo que volveríamos a España, mis padres consideraron que no era adecuado tener un perro. Cuando regresamos de Suiza, lo primero que hice fue ir a por un cachorro. Era del barrio de San Blas, un perdiguero de Burgos precioso. Pero mis padres no me dejaron tenerlo y me quitaron la idea.
C. ¿A qué edad hizo realidad su sueño? C. I. (Risas) Cuando me independicé. Se llamaba Furrus y lo compartía con un amigo también actor. Cuando yo estaba de gira o tenía trabajo él se quedaba con el perro o al revés. Era un perro de agua y tenía unos rizos preciosos. Fue campeón de España durante tres años consecutivos.
C. ¿Nala no tiene deseos de ser mamá? C. I. La operamos enseguida. Somos partidarios de la adopción, hay mucha gente que les abandona, no vamos a propiciar que nazcan más. El que quiera un perro puede dirigirse a las protectoras, ya que ellos se encargan de darles una mejor vida hasta que encuentran una familia o persona que los adopte.
C. Carlos, en España se abandona unos 150.000 animales de compañía al año. ¿Cómo puede pasar algo así en un país moderno como el nuestro? C. I. Como te he dicho, cuando regresé de Suiza, yo nunca había visto tanto perro callejero y las barbaridades que les hacían. Yo lo cuento mínimamente en la película Un Franco, 14 pesetas. He visto apalear perros con barras de hierro, he visto en un pueblo acuchillar a un burro. Este país, con respecto a los animales, deja mucho que desear. Yo no entiendo cómo puedes tener junto a ti un ser vivo, fiel, cariñoso y abandonarlo en una cuneta. Me parece espantoso. Hemos sido un pueblo oprimido y a su vez hemos oprimido a los que consideramos que están por debajo de nosotros.
C. A finales del pasado año se estrenó la película Abuelos, de Santiago Requejo, en la que interpreta a un parado. ¿Goza su profesión de buena salud? C. I. Mi profesión es maravillosa, encantadora cuando te dejan ejercerla. Pero hay un 85% de paro. Entendiendo como paro tener dos jornadas de trabajo al mes. Con esto no se puede vivir. Yo no le aconsejo a nadie que se dedique a esta profesión. Yo soy un hombre que ha tenido suerte. He hecho lo que me ha gustado en la vida y de una forma digna he sacado a mi familia adelante. Pero hay gente, mucha, que se ha quedado en el camino.
C. Carlos Iglesias, ha comenzado muy bien el año, en pocos días se estrena La suite nupcial. C. I. Una comedia en la que soy guionista, director y protagonista. Me acompañan en esta aventura José Mota, Ana Arias, Santiago Segura, Roberto Álvarez, Ana Fernández, entre muchos otros. Un tema muy actual: Las relaciones amorosas a partir de cierta edad, lo que nos ocurre a todos; los miedos, los deseos, el sexo, la lujuria…
C. En La suite nupcial vuelve a compartir reparto con su hija Paula y también estará su mujer, Eloísa Bargas. ¿Cómo es trabajar con la familia? C. I. Un placer. He trabajado con Paula y mi mujer en Abuelos. Eloísa es una grandísima actriz, con la que he compartido trabajo en muchas ocasiones. Os esperamos en el cine.
20 de enero-18 de febrero
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