Luciendo una camiseta con la palabra Jesús impresa en grandes letras,
Michelle Bolsonaro felicitó las fiestas y el año nuevo junto a su marido, Jair Bolsonaro, durante el tradicional mensaje televisado de Navidad. Solo unos días más tarde, el pasado uno de enero, la pareja celebraba su primer aniversario en la presidencia de Brasil, pero la primera dama decidió estrenar el año de una forma inesperada.
Según informó la prensa brasileña, el 2 de enero Bolsonaro ingresó en un hospital privado de brasilia
para someterse a un "procedimiento quirúrgico estético". Después, el propio centro hospitalario daba más detalles de la operación, que
consistió en la sustitución de sus prótesis mamarias de silicona debido a un proceso de "encapsulamiento", un problema habitual en las mujeres que tienen ese tipo de implantes.
La primera dama también
se sometió a un retoque en la zona del abdomen para corregir las dilataciones musculares de sus embarazos. La operación duró cuatro horas y media y se resolvió con "bastante éxito", según los especialistas que la atendieron. En el hospital,
la primera dama recibió la visita de su marido, que confirmó que él mismo tendrá que someterse a nuevos exámenes médicos para tratar las lesiones que le causó la puñalada que sufrió en 2018 durante uno de los mítines de su campaña.
Durante su primer año como primera dama, Bolsonaro ha volcado todo su energía y su agenda institucional en la protección de los discapacitados, un colectivo con el que está muy vinculada desde antes de que su marido llegara al poder.
De profundas convicciones religiosas, Bolsonaro tampoco ha olvidado a su iglesia evangélica, con la que sigue colaborando. De hecho, poco antes de Navidad, la primera dama viajó a Roma para conocer al Papa Francisco en compañía de otras primeras damas latinoamericanas. Su segundo año como primera dama acaba de empezar. Y todas las miradas siguen puestas en ella.