Banderas está también nominado a cinco premios Goya. / d.r.

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Antonio Banderas, el hijo pródigo

El actor malagueño ha sido nominado por primera vez en su carrera a un premio Oscar, por su papel en 'Dolor y gloria', el último filme de Almodóvar.

Hay mucho de justicia poética en la nominación al Oscar de Antonio Banderas. Bien lo saben Penélope Cruz y Javier Bardem, primeros españoles en lograr la estatuilla dorada por una interpretación. Ya que ambos se la deben, en cierto modo, al malagueño.

Si el Ministerio de Asuntos Exteriores tuviera que nombrar embajador plenipotenciario de España en Estados Unidos, debería nombrar al hombre que marcó el camino a Hollywood para sus colegas, el mismo que abrió las puertas de su casa a todos los artistas patrios que pisaban Los Ángeles y a quienes agasajaba con fiestas para que se codearan con los grandes del cine mundial. La nominación por 'Dolor y gloria' le llega cuando ya no la necesita para ser una estrella. Razón por la que posiblemente la disfrute de manera más reposada.

Muy agradecido

"Sinceramente, no me la esperaba", ha confesado durante un acto de la Academia de Cine en Málaga, sede de la ceremonia de sus premios, el próximo 25 de enero. "Tampoco me gustaría que el tema Oscar eclipsara mi quinta nominación en los Goya", añadía haciendo de nuevo gala del amor por su tierra. "Pero quiero dar las gracias a los académicos de Hollywood por reconocer mi trabajo. Es un honor compartir esta nominación con los compañeros que me acompañan, porque el listón interpretativo está muy alto y agradezco de todo corazón la oportunidad de estar en esta carrera por el Oscar". Lo tiene difícil, porque la sombra de Joaquin Phoenix en 'Joker' es alargada. Pero Banderas ya ha ganado en el Festival de Cannes, en los Premios de Cine Europeo y en los Forqué, y se ha llevado a casa el beneplácito de críticos de Los Ángeles y Nueva York.

Es verdad que Antonio se mete a los críticos en el bolsillo, no solo a los de cine, sino a cualquiera que quiera sacarle los colores. Porque es un hombre cercano, sencillo, divertido y coherente al que no se le conocen enemigos. Aunque, hablando de colores, está viviendo en sus carnes la curiosa polémica del racismo norteamericano en una sociedad que ama etiquetarlo y catalogarlo todo. Algunas revistas han resaltado que el español era una de las escasas presencias 'de color' en los Oscar, lo que ha soliviantado a los latinos y ha provocado el delirio de los españoles en Twitter. En sus redes ­(@antoniobanderas), el actor ha preferido obviar la cuestión.

Fue proclamado como el hombre vivo más sexy del mundo

Una carrera de éxito

Qué lejos quedan sus días de hambre y castings junto a Imanol Arias en el Madrid de la Movida. Incluso aquellas palabras de Madonna que le lanzaron al mundo: "Es el hombre más atractivo del mundo. Es demasiado perfecto, debe ocultar algo…". O cuando Billy Crystal le daba paso en el Dorothy Chandler Pavillion: "Señoras y señores, para el premio a los mejores efectos especiales de sonido, he aquí al hombre vivo más sexy del mundo". La propia Sharon Stone, sentada a su lado, parecía sentirse halagada al saberse tan bien acompañada.

Pero sería injusto sacar a relucir los encantos de Antonio Banderas y olvidar su talento camaleónico y su valentía para abordar personajes difíciles (como un personaje gay, en el caso de 'Philadelphia', en el que daba vida a la pareja sentimental de Tom Hanks, cuando en Hollywood el sida era tabú) o atormentados (como en 'La piel que habito' o 'Dolor y gloria'). Aunque, a estas alturas, eso de ser el hombre más sexy le resulta mucho menos importante que lo de ser el hombre vivo. Porque el 26 de enero de 2017, Banderas sufrió un infarto y su corazón dio un vuelco, literal y metafóricamente.

Cuatro décadas de intenso trabajo junto a Brad Pitt, Tom Cruise, Bruce Willis, Anthony Perkins, Julianne Moore o Sylvester Stallone... Casi 20 años de matrimonio con Melanie Griffith le convirtieron en padre de Stella del Carmen y padrastro de Dakota Johnson. Y su empeño en mantener las raíces de la mano de Almodóvar o Trueba, le dieron paso a una etapa de nuevas prioridades en su vida. Y así ha vuelto a los escenarios, con el montaje del musical A chorus line, poniendo en pie al Teatro Soho de Málaga. El hijo pródigo ha vuelto. Aunque, la verdad, nunca se había ido del todo.