Las hijas de Marisol recogen su Goya de Honor 2020. Pincha sobre la foto para ver todos los looks de la alfombra roja. /
Estaba claro que Pepa Flores, a la que siempre recordaremos como Marisol , no iba a aparecer. Fue una decisión tomada hace más de tres décadas. Pero bien se merecía el reconocimiento de la Academia del Cine. ¿Qué mejor lugar que Málaga para hacerle entrega del Premio Goya de Honor 2020? Seguramente, ningún sitio.
Tampoco se merecía menos de lo que se le dio. Amaia Romero, una de las voces que repetía sobre el escenario de estos galardones, estaba emocionada antes de entrar al Palacio de los Deportes. No era todo. Tampoco el beso cariñoso que le daba a su hija María Esteve tras dar la última nota. ¿Dónde estaba Celia, su hermana? Bastaban un puñado de segundos para descubrirlo.
Amaia Romero durante su actuación como Marisol. /
Celia Flores entraba en el escenario cantando la mítica 'Estando contigo'. Acto seguido, se ofrecía una retrospectiva de Pepa Flores. De esos años en los que se convirtió en una niña prodigio cuyas películas han disfrutado generaciones y generaciones. Y las que quedan... Como quedaba aún emoción.
María, ya delante del patio de butacas y viendo como su hermana Tamara no podía contener el llanto, la llamaba para que subiera con ellas y recibieran ese 'cabezón' de manos de Emilio Gutiérez Caba. "Hace más de 30 años que nuestra madre tomó la firme decisión de bajarse de los escenarios y apartarse de los fotos y los platós para siempre", pronunciaba Estevez, portavoz de las hijas de la homenajeada.
"Hoy, emocionada, contenta y súper agradecida a la Academia, a los compañeros y a los mensajes que ha recibido, n osotras no nos podemos sentir más orgullosas de recoger este premio. Porque, aunque no se lo crea, ha hecho felices a muchas personas a lo largo de su carrera", continuaba.
"Querida mamá, desde ese lugar de calma, esta profesión que te ha visto crecer, te entrega este reconocimiento. Querida Pepita, disfrútalo, porque este Goya de Honor es para ti", terminaba esa breve intervención más que suficiente. Casi necesaria para no eclipsar a Marisol, la mujer que no quiere que la reconozcan por la calle. Que se apartó de la fama pudiendo haber tenido toda la del mundo.