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Hay pocos tenistas en la historia que puedan contar con el palmarés de Rafa Nadal. También hay pocas figuras en el mundo del deporte nacional con la relevancia y el saco de éxitos que 'carga' sobre su espalda el mallorquín. Por eso, se le presupone un halo de santidad que, de vez en cuando, nos deja claro que no es tal.
Porque si algo ha sido capaz de hacer Rafa desde que le conocimos, es mostrar humanidad. Que es capaz de ponerse en el lugar del otro, de mostrar respeto y de, incluso, solidarizarse. No hay nada más que recordar cómo se puso las botas de agua para ayudar en las inundaciones que arrasaron su Mallorca natal en octubre de 2018. Aunque le llovieron las críticas y tuvo que salir a defenderse.
El gesto de Nadal que se ha convertido en viral en los últimos días es mucho más mundano. Más cotidiano, si se quiere. Y no debería de ser noticia, peor lo cierto es que, por comparativa con otras deidades del deporte que parecen caminar sobre las aguas, ese movimiento de Rafa limpiando su propio sudor de las máquinas del gimnasio ha llamado la atención.
Sucedía en su academia de tenis. Y uno de los usuarios del gimnasio, emocionado por haberle visto y compartido espacio, le grababa sin que el tenista fuese percatado. Esa pequeña grabación en la que Rafa se agacha para dejar la máquina a punto y limpia para el siguiente, ha dado ya la vuelta al mundo. Al menos, al universo de las redes sociales.
Es cierto que el debate que se ha originado daría para una tesis doctoral. Están los que alaban el gesto y los que, simplemente, creen que hace lo correcto, que no han que darle mayor relevancia. Sea como fuere, lo que no cabe duda es que sirve para comprobar que, a pesar de estar en el Olimpo de la raqueta, Rafa es humano.