Maldición o simplemente coincidencia, lo cierto es que la vida no ha sonreído a los actores que se las prometían felices en 1990. Todos ellos habían logrado protagonizar una serie cuyo éxito se prolongó una década y quedó para siempre grabada en la memoria de una generación. Sin embargo, al acabar Sensación de vivir, la fortuna se mostró esquiva con sus protagonistas . Ninguno consiguió igualar la popularidad conseguida y varios desastres se cernieron sobre ellos.
El intérprete de Dylan, el chico conflictivo y rebelde por el que suspiraban todas las espectadoras, no consiguió que su carrera despegara. Cuando acabó la serie, se prodigó en papeles secundarios en series, en algunas TV movies y en películas que pasaron sin pena ni gloria a DVD. Desde 2017 protagonizaba Riverdale y apareció en Érase una vez en Hollywood, de Quetin Tarantino. El actor siempre se lamentó de que su carrera no se deshizo de la sombra de Dylan. Y no le quedó tiempo para descubrir si lo lograría, pues a los a los 52 años falleció de un derrame cerebral . Y ni siquiera fue recordado en el “in memoriam” de los Oscar , lo que provocó las airadas protestas de sus fans.
La actriz sólo tenía 19 años cuando la fama la embistió . Y después fue ella la que embistió: a sus compañeras de rodaje en especial con las que llegó a las manos y básicamente contra cualquiera que le llevara la contraria. Esa la razón por la que Brenda Walsh emigró a Londres después de la cuarta temporada y no se la volvió a ver el pelo hasta años después, en la secuela de la mítica serie. Doherty saltó a Embrujadas, con el personaje de Prue Halliwell, que casualmente fue asesinada por un demonio al final de la tercera temporada, después de que su intérprete montara unos cuantos números en el plató. En 2015, Doherty volvió a ser noticia por un motivo muy diferente: reveló que padecía cáncer de mama. Y cuando parecía que había vencido la enfermedad, a principios de febrero de este año reveló que vuelve a padecerla y esta vez en un estado muy avanzado . Sus antiguos compañeros la arroparon al conocer la noticia y olvidaron viejas rencillas.
La hija del productor de la serie interpretaba a la inocente Donna Martin y, además que no conseguir consolidar su carrera y convertirse en carne de reality show, atravesó sonados problemas económicos. Fue desheredada por su padre: cobró únicamente 800.000 euros que dilapidó. Llegó a deber casi 100.000 euros y medio millón en impuestos. En 2015, se cayó en la parrilla de un restaurante y tuvo quemaduras de tercer grado. Y en 2018, su marido y padre de sus cinco hijos, llamó a la policía porque estaba sufriendo una crisis nerviosa que ha hecho pensar que sufre problemas mentales.
Fue compañero de piso de Brad Pitt y alcanzó el éxito antes que él. Pero tal como vino, se diluyó. El optimista Brandon acabó en una espiral del alcohol que le llevó a estrellar un porche en 1998 contra un poste telefónico y a pasar cinco días en la cárcel. En 2002, volvió a sufrir un accidente en una carrera de coches en el que se fracturó la columna, los dos pies y tuvo una conmoción cerebral. Durante un rodaje, se cayó del caballo y también sufrió de nuevo una conmoción cerebral.
Con tanto fan nostálgico parecía buena idea revivir la serie y el año pasado se estrenó la primera (y visto el éxito última) temporada de BH90210. El proyecto empezó gafado, cómo no, por el abandono de varios guionistas por discrepancias artísticas. Y la pírrica audiencia conseguida provocó que Jason Priestley, Jennie Garth, Shannen Doherty, Ian Ziering, Gabrielle Carteris, Brian Austin Green y Tori Spelling tuvieran sólo seis episodios para rememorar el zenit de sus carreras.
20 de enero-18 de febrero
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