Se ha convertido en uno de los grandes temas de conversación alrededor de 'Supervivientes 2020'. Con cada vez mayor frecuencia, Rocío Flores, no sabemos si porque ve la línea de meta cada vez más cerca, porque le puede la presión de llevar tres meses en la isla o porque realmente tiene roto el corazón, recurre a lanzar mensajes desesperados a su madre, Rocío Carrasco, con quien la relación es inexistente desde hace ocho años. Y parece que la reconciliación no está cerca de llegar, porque la hija le niega un perdón que abriría esa puerta .
La hija llegó a mandarle, hace ahora una semana, un mensaje de felicitación de cumpleaños en el que manifestaba sus deseos de poder sentarse cara a cara y arreglar los desaguisados del pasado. Al parecer, según se ha revelado, Carrasco prefirió guardar silencio cuando la organización del 'reality' le dio la oportunidad de mandarle un guiño. Y no era la primera vez que optaba por dar la callada por respuesta.
Este miércoles, la revista 'Lecturas' pone sobre la mesa la tesitura de que, lejos de ser una postura de frialdad la de no querer mandar ni una señal a su hija, la de Carrasco es una postura que adopta desde el dolor. Es esa publicación la que asegura que, tras ponerse en contacto con el entorno de la hija de Rocío Jurado, puede confirmar que esta no está viendo el concurso porque le produce ese dolor del que hablábamos ver a su hija.
Se niega a verla para evitar un sufrimiento provocado por todo lo que se ha vivido desde aquella pelea de la que salieron a la luz los detalles cuando Flores se marchó al 'reality'. Una travesía en la que ha habido demandas y tragos muy amargos ante la Justicia. Un camino que no quiere revivir Carrasco que es incapaz de encender la tele, poner 'Supervivientes' y no sufrir.
Si la hija está consiguiendo erosionar esa capa de la madre y podrá sentarse cara a cara para intentar un acercamiento, solo el tiempo lo dirá. Por el momento, tan solo tenemos dos caras de una misma moneda de sufrimiento que se encuentran en polos opuestos.