Las reglas del juego

A los españoles, ‘¿Quién quiere ser millonario?’ nos descubrió la ceja con vida propia de Carlos Sobera. Del vasco nos quedamos también con un sentido del humor que le ha servido para convertirse en domador de fieras en los ‘realities’ de Mediaset. Pero este mítico concurso, que ahora celebra su 20 aniversario con una versión VIP para Antena 3 (presenta JuanRa Bonet y participan ‘celebrities’) ha marcado la cultura pop más de lo que podemos sospechar. En 2008, Danny Boyle arrasó en los Oscar con ‘Slumdog millionaire’, una efectista pero tramposa fábula en la que un niño lograba salir de la miseria extrema de la India siguiendo la mecánica del programa. La producción se llevó 8 Premios de la Academia, incluyendo los de Mejor Película.

Por otra parte, Movistar ha estrenado esta semana la serie ‘Quiz’, basada en una obra de teatro que Stephen Frears ha convertido en tres sencillos pero imprescindibles capítulos para entender el mayor escándalo de la historia de los concursos de televisión. Como sé que les gusta la ‘tele’, les recomiendo que no se la pierdan: primero, porque relata los entresijos del medio (la explicación de cómo lograron vender el formato es tan sencilla como memorable); segundo, porque no cae en el maniqueísmo de juzgar como buenos y malos a los protagonistas de una estafa alimentada por la ambición pero, también, por la imperiosa necesidad de jugar y ganar. La cadena ITV, productora de la serie, pero también la que estrenó ‘Quién quiere ser millonario’, podría haber presionado para mostrar ‘lo malo’ que fueron quienes crearon una red que ponía en contacto a los potenciales jugadores, ayudándoles a entrar en el concurso y llegado el momento, a dar un paso más allá en la trampa.

En tres capítulos, Frears juega a desvelar el engaño revelando secretos de la televisión sin hacer leña, entendiendo la espiral de desesperación que lleva a sus personajes a romper las normas al hacer del juego una peligrosa necesidad.

Solo un año maldito como este 2020 podía ganarle la batalla de Olivia de Havilland: la última estrella del Hollywood dorado, 104 años de vida y cine a las espaldas, un nombre al que todas las actrices le deben un pedacito de libertad, porque fue Olivia quien se enfrentó a la todopoderosa Warner Brothers para conseguir papeles más allá de aquellos a los que la condenaba su draconiano contrato. Apartada durante años de los estudios, ganó un juicio que todos daban por perdido. Pero la crueldad del Hollywood de la época con la madurez la apartó de la gran pantalla.

Decidida a no rendirse, encontró refugio en la televisión, un medio que agradeció la colaboración de la diva con grandes papeles en series de los años 80: la popularidad se la dio ‘Norte y Sur’ y los premios llegaron con ‘Anastasia: el misterio de Anna’, que le valió el Globo de Oro. De Havilland peleó no solo por sus derechos, también por su propio recuerdo: así, cuando Ryan Murphy estrenó ‘Feud’, la actriz montó en cólera por la imagen que se daba de ella (Catherine Z Jones encarnaba a su álter ego) y acudió a los tribunales: el principal argumento, que a pesar de las tensas relaciones que tuvo con su hermana, Joan Fontaine, jamás la insultó como mostraban en la serie. Pero esta vez, la diva perdió la guerra.