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La última edición 'gourmet' de 'Ven a cenar conmigo' ha servido, además de para comprobar que Irene Rosales es una cocinera digna de ponerse a los mandos de los fogones de Cantora, que Amador Mohedano no ha superado su separación de Rosa Benito. Y que aquella ruptura le hizo atravesar el momento más bajo de su vida, hasta el punto de que se le pasó por la cabeza quitarse de en medio.
Esa es la confesión desgarradora que hizo en la noche de ayer. En su propia casa. Porque al hermano de Rocío Jurado le tocaba hacer de anfitrión en la última de las cuatro noches de esta nueva entrega del programa. Y sus comensales se quedaron sin palabras al escucharle hablar de esa manera tan sincera y dura.
Sobre todo, porque comenzaba asumiendo su responsabilidad en esa sucesión de acontecimientos que llevaron al punto y final con la madre de sus hijos: "Yo soy muy culpable, me pasé de celos. Por todo lo de la isla, le hice un año imposible, porque no lo podía aguantar". Era entonces cuando hacía esa confesión: "Vivía en un ático y he llegado a pensar en incluso tirarme".
"Me 'reconcome'. Yo creo que me ha perdonado, pero cuando estamos juntos, en un momento determinado, siempre salimos 'tarifando'", se lamentaba en esa especie de catársis sentados a la mesa. " Llevo mis alianzas porque forman parte de mi vida, y el día que yo falte se vienen conmigo a la tumba. Hasta la muerte. Nuestra historia fue muy bonita, fui un hombre feliz con Rosa. Se ha ido al traste pero sigo enamorado de Rosa hasta las trancas", remataba Amador.
No olvidemos que, una semana antes, el propio Mohedano manifestaba que seguía enamorado de Rosa. Que nunca dejaría de estarlo. Ella ha pasado página. Hace mucho. Y más allá del cariño o del buen rollo que pueda haber entre ellos, no parece que pueda haber nada más entre ellos.