Martín Bianchi (37) se ha criado en Buenos Aires y por eso se declara "monárquico porque he crecido en una república". Le fascina la realeza y todo lo que la envuelve. Para él es el mejor escaparte de un país y, si tuviera que elegir una, se queda con la británica. "La reina Isabel II no es solo la de Inglaterra sino la de todo el mundo. Son los mejores en lo suyo".
Desde pequeño coleccionaba revistas de sociedad de todos los países, y aunque estudió Comunicación, su vocación frustrada es la de editor gráfico. Por eso cada mañana se saca la espinita eligiendo con esmero una foto que comparte en sus redes sociales y que, según él, dice mucho de su estado anímico.
Confiesa leerlo todo y pierde la timidez cuando escribe. Por eso, a partir de ahora piensa compaginar su faceta de redactor jefe de la revista ¡Hola! con la de escritor. Esta semana ha debutado con Baby y Crista, las hijas de Alfonso XIII' de La Esfera de los Libros. Una historia que le fue atrapando cada vez que ahondaba más en sus vidas.
El confinamiento le ha venido muy bien para dar forma a este viaje a la España de 1920 y 1930 que tiene muchos paralelismos con la actual. "Alfonso XIII, bisabuelo de Felipe VI, se enfrentaba a los mismos problemas; el republicanismo, el independentismo catalán, la inestabilidad política. Me interesaba contar esa historia y que el lector haga una comparación con la actualidad. En España ha pasado un siglo y seguimos igual", explica Bianchi.
Hace 100 años también había dos niñas en palacio, como ocurre ahora con Leonor y Sofía. A Baby y Crista también la prensa de la época les hacía un seguimiento diario. "Se hablaba de lo que comían, la ropa que se ponían y todo lo que hacían se ponía de moda. Si iban a jugar al tenis se ponía de moda… Ya existía la fascinación por esas niñas y todo lo que hacían se convertía en tendencia. Ellas se hicieron enfermeras con 17 años y a partir de entonces todas las chicas aristócratas de la época también se hicieron".
A diferencia de las actuales, a estas no las dejaron ir a la escuela y estudiaron en palacio, pero tuvieron una educación exquisita en manos de institutrices inglesas, alemanas y francesas, aprendieron todos los deportes y manejaban idiomas. «Estaban muy preparadas y si les hubiera tocado hubieran sido buenísimas reinas, aunque el destino no lo quiso así», recuerda el autor.
En el aspecto sentimental ambas fueron afortunadas y se casaron por amor y tuvieron matrimonios largo s. Baby se casó con el príncipe Alessandro Torlonia y Crista, con el conde Enrico Marone-Cinzano, heredero del famoso vermut al que dio nombre su apellido. Pero también hay tragedias y un exilio obligado, pero eso tendrán que leerlo, ya que Bianchi se ha esmerado en mantener el interés de la historia hasta el final.
Ahora, busca enamorarse de otra vida a la que dar forma y dedicarle tiempo, mientra s sueña con entrevistar a personajes de otras épocas como Farah Diba, la última Emperatriz de Irán y algunos otros que prefiere no desvelar. Vino a España por un año para cursar el máster de 'ABC' y se ha hecho una vida y una firma. No solo los cuentos reales tienen final feliz.
20 de enero-18 de febrero
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